sábado, 25 de diciembre de 2021

LA FICTICIA ALEGRÍA DE LA NAVIDAD

 

Llegó la Navidad, como es obvio y sabe todo el mundo. De hecho, estamos en plena vorágine de celebraciones, sin que se sepa muy bien cual es el papel que nos toca desempeñar, entre la alegría desbocada entre los partidarios de ir de fiesta a toda costa y el pavor que produce en otros muchos el simple hecho de salir a la calle, ahora ya siempre con mascarillas, que parece ser la única decisión que este gobierno es capaz de adoptar, por más que crecen las críticas emitidas desde los cenáculos científicos, poco convencidos de que tal cosa resulte útil para lo que se pretende, o sea, el control de la pandemia. Mientras los ciudadanos normales y corrientes nos debatimos entre dudas las calles se iluminan y Carretería se cubre con los tenderetes del mercadillo navideño en el que es posible encontrar las mismas chucherías de siempre, pero que ayuda a dar carácter al espíritu comercial de estas fiestas. Con su presencia, la habitualmente apagada imagen de la principal calle de la ciudad parece encontrar un nuevo brillo. Algo es algo. Mientras, los días siguen su cansino paso hacia la llegada de otro año, circunstancia que nos animará a repartir a diestro y siniestro los buenos y mejores deseos, que nos repartiremos unos a otros a pesar de las dudas en que estamos inmersos.

 

jueves, 23 de diciembre de 2021

VINIERON PARA QUEDARSE

 


Se dice de muchas de las costumbres que se han incorporado a nuestras vidas con esta calamidad de la pandemia. Se dice, por ejemplo, de la mascarilla, desde hoy obligatoria también en calles y espacios abiertos, a pesar de que cada vez son más los científicos (hoy he oído en TV a dos de ellos) que expresan serias dudas sobre la utilidad científica de tales aditamentos colocados sobre nuestros rostros, pero pese a tales suspicacias de quienes entienden, lo único que tienen claro nuestros gobernantes es que hay que llevar mascarillas. Otra costumbre perniciosa es la de hacer cola en la calle, a la puerta de los establecimientos, a pesar de que ya no hay límites de aforo, pero nadie se atreve a levantarlo. Y quedan otras varias más, que ha venido para quedarse, con total rotundidad: las terrazas de los bares. En un sitio tan fresquito como Cuenca sabíamos que, al terminar el verano, todo el mundo recogía mesas y sillas al aire libre para guardarlas en algún almacén hasta que volviera, por lo menos, la primavera y con más seguridad, el verano. Pero eso pasó a la historia: la terrazas, ahora, permanecen y aunque muchas, como la de la foto, permanezca vacía, en casi todas hay siempre alguien dispuesto a sentarse, fumar un cigarrillo o tomarse un café con churros (o lo que venga a mano). Ya no se recogen las terrazas. Han venido para quedarse y es otra imagen a la que deberemos acostumbrarnos.

martes, 21 de diciembre de 2021

LA COLA DE LA FORTUNA

 


 Faltan apenas unas horas, las últimas antes de que los bombos empiecen a dar vueltas dejando caer las bolitas con los números y los euros de la suerte. Desde que se abrió la venta de décimos y billetes, allá por el ya lejano (lejanísimo) verano, ha habido tiempo suficiente para comprar las papeletas que pueden dar o quitar la suerte, pero a pesar de eso todavía en estos momentos, cuando se agota el tiempo disponible, hay colas en los establecimientos de loterías de quienes buscan hasta el último momento la posibilidad de encontrar la fortuna, esa diosecilla habitualmente esquiva. Porque en esto de la lotería de Navidad hay algunos (seguramente pocos) escépticos que se niegan a participar en la rueda del reparto y, en el extremo, hay otros, seguramente más que en el primer grupo, que juegan compulsivamente, amontonando números cabalísticos que pueden ser los propicios; en medio quedamos el resto, quizá la mayoría, que llevamos unos cuantos décimos más por obligación que por confianza en que realmente nos puede tocar. Pero ¿cómo resistir a esos números que nos llaman desde la panadería, el bar, el restaurante, la oficina, el quiosco, la gasolinera o los cien puntos tentadores? Porque ¿y si resulta que toca y yo me quedo fuera mientras los demás se reparten la millonada? Y así, una vez más, llegamos a este día, el de la fortuna caprichosa, que algunos se empeñan en buscar hasta el último momento, sin miedo al frio congelador que hace en la calle.

lunes, 20 de diciembre de 2021

CARTELES PASADOS DE MODA

 

Es muy fácil inventar cosas, novedades, costumbres. Se pueden inventar, por ejemplo, sistemas de comunicación que se dice ahora, carteles que se ha dicho siempre. El problema, cuando alguien tiene una idea de estas, es que luego hay que mantenerlas en activo, al día, sustituirlas cuando pierden vigencia, poner en su lugar otras nuevas. Pero eso requiere mucho cuidado y atención, hace falta una persona, o un departamento que esté pendiente de cuándo el anuncio en cuestión pierde vigencia y hay que sustituirlo por otro más actual. Y si no lo hay para el recambio, por lo menos es conveniente retirar el antiguo, para no hacer el ridículo. Que es lo que pasa con el cartelón situado en la verja de entrada de la Diputación que a estas alturas, terminándose el año, sigue anunciando el calendario de actividades de la Feria del Libro, olvidada ya. Pues, hombre, lo dicho: es hora de quitarlo y, si acaso, guardarlo para el año que viene.

 


EL RELOJ DE NOTARIO, EN DESCANSO

 


Carretería es una de las calles más desnaturalizadas de Cuenca, a fuerza de ir eliminando y suprimiendo sus detalles característicos, los que le dieron una amistosa personalidad decimonónica, que se ha ido diluyendo, evaporando, a medida que fue avanzando el siglo XX, hasta llegar a la amorfa situación actual. Sobre todo, han ido desapareciendo los viejos edificios que le daban el carácter de capital pueblerina, que es lo que es Cuenca, aparte sus ínfulas de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, distinción que se refiere solo al casco histórico. Pero Carretería es otra cosa, gracias todavía a la pervivencia de algunos vetustos establecimientos que van camino de cumplir un siglo de vida (Librería Evangelio, Droguería Pepe, Óptica Notario) y, con ellos, algunos detalles simbólicos. Por ejemplo, el reloj de Notario, al que las miradas se dirigen siempre, por rutina, cuando el paseante va por esas aceras y quiere encontrar la noticia de la hora. El reloj de Notario está estropeado, fuera de servicio. Y el transeúnte se siente como desamparado por no poder saber la hora que es en ese momento. Podría mirar su propio reloj, claro, pero no es lo mismo. Lo que le gusta es levantar la mirada y encontrar las manecillas en su justa posición. Han sido unos días en paro, unos días en que las miradas, cuando iban en busca del reloj, lo encontraban envuelto en una malla protectora y eso, estoy seguro, ha provocado un sobresalto a más de uno, por si acaso la ocultación era definitiva. Pero no: el reloj de Notario ya está reparado y vuelve a marcar las horas de Carretería.-

sábado, 4 de diciembre de 2021

VUELVEN LOS TURISTAS A SU CAMINO PREFERIDO

 


Cualquiera diría que media España (o medio mundo incluso) estaba esperando que se volviera a abrir el sendero de la Bajada de San Pablo, interrumpido durante casi seis meses en la Casas Colgadas, a causa de aquel inoportuno hundimiento que se llevó consigo parte del pavimento y de la ladera arbolada. De manera que tan pronto ha sido posible llevar a cabo la reparación y consiguiente apertura (en una operación tan eficaz y rápida como sorprendente, teniendo en cuenta cómo van por aquí las cosas) han llovido los turistas, aprovechando la oportuna llegada de un puente festivo e incluso los ciudadanos de Cuenca han tenido la curiosidad de acercarse algunos cientos a ver la finalización de los trabajos y disfrutar de la posibilidad de disfrutar de un paseo tan saludable como éste. De manera que el susto y sobresalto ya quedan atrás, un trago amargo en la memoria, que ha dejado paso a la plácida imagen de los turistas digiriendo de la mejor manera posible los mensajes que transmiten los guías. Vuelve a estar operativa la Bajada de San Pablo y también el maravilloso puente de hierro. Felicitémonos y esperemos que no haya nuevos tropezones en la siempre delicada estructura de la ciudad.

 

viernes, 3 de diciembre de 2021

DÍAS DE PINTORES CONQUENSES

 


            Es consolador ver que el arte y el entusiasmo no decaen entre nosotros, aunque a veces el desánimo (o el pesimismo) inviten a dar forma a una impresión contraria. Pues no: hay pintores, hay artistas y son capaces de presentarse unidos como para convencernos a todos de su existencia y su presencia. Un grupo de ellos presenta ahora sus obras en el Teatro-Auditorio, que así se ennoblece un poco más con la presencia de estos cuadros, cuya presentación impulsa el dinámico e incansable Carlos Codes. En esa relación hay nombres ya muy conocidos y otros menos, cada uno con su peculiar estilo, su forma de ver las cosas, el sentido con el que combinan las formas y los colores. El otoño, sin duda el momento más peculiar y significativo de la vida en Cuenca, ayuda a impregnar esta cita de un sentido especial, el que corresponde a esta época. Es un buen momento para ir a ver esta colección de arte, de mucho arte que como digo al comienzo nos consuelo porque nos hace ver que estamos vivos, la ciudad está viva, el arte continúa.