viernes, 20 de octubre de 2023

QUIEN NO LLORA NO MAMA NI TIENE FIBRA

 




Ya dice el refrán que el que no llora no mama. Lo que traducido al lenguaje de la vida cotidiana en cualquier pueblo o ciudad quiere decir que si no protestas y reclamas, los poderes públicos y las empresas tecnológicas no van a hacerte ni puñetero caso.

El casco antiguo de Cuenca viene siendo castigado con el abandono sistemático de quienes deberían implantar los inventos y los medios que la modernidad pone en juego y que llegan de inmediato a cualquier lugar. Pues la fibra telefónica, no. Desde hace diez años, vecinos y comerciantes vienen reclamando que se implante ese sistema que ayudará a todos a ser más eficaces y a tener una vida más cómoda en el uso de teléfonos, móviles, ordenadores, internet, correos electrónicos y todo lo que eso supone. Pues no. Aquí todo son problemas, excusas, pretextos. El caso antiguo es un ámbito singular y presenta muchos problemas para que cables y tuberías se puedan colocar adecuadamente. En las demás ciudades antiguas y que también son Patrimonio de la Humanidad, esos problemas se resuelven, que para esa están los técnicos y la técnica, para solventar dificultades. Pero en Cuenca eso se convierte en algo insalvable y por eso han pasado ya diez años esperando que alguien solucione el problema.

Hartos ya de tanto esperar y de tantas dilaciones, algunos vecinos más atrevidos que otros han colocado pancartas en sus balcones y ventanas reclamando la fibra, ya. Como estas acciones son bastante raras en un vecindario habitualmente pacífico y nada reivindicativo, el alcalde se ha apresurado a anunciar que este mismo mes de octubre quedará instalada la fibra en el casco antiguo. Ha sido como mano de santo. Inmediatamente han aparecido los operarios de Telefónica para ponerse con toda energía a tender cables por todas las fachadas, anuncio probable de que ahora sí, es posible que la fibra llegue a estas maltratadas viviendas. ¿Se cumplirá el plazo dado y ocurrirá tal cosa en octubre? Crucemos los dedos, a ver qué pasa.

lunes, 9 de octubre de 2023

ADOQUINES FUERA

 

Ahora le toca a la calle de los Tintes, con la particularidad de que aquí no es suficiente con abrir unas zanjas, como es cosa común en las calles que podemos llamar normales. Aquí lo que hay son adoquines, que ha sido preciso levantar uno a uno y apilar cuidadosamente, pero luego volver a reponerlos en su sitio y que la calle pueda recuperar su aspecto habitual. ¿Y todo eso por qué? Pues para llevar el gas a dos de los edificios que hay en la zona. Así son las servidumbre de la modernidad y los avances tecnológicos. Por lo pronto, tráfico cortado y pavimento levantado. Hasta que todo vuelva a la normalidad.