sábado, 9 de marzo de 2024

ARREGLANDO BONITAS FUENTES URBANAS





A finales del año pasado, el Ayuntamiento de Cuenca adjudicó las obras para la restauración de siete fuentes emblemáticas de la ciudad a la empresa Edificaciones Conquenses, SL, por 116.765 euros, para actuar en las de La Canaleja, calle Julián Romero, calle Armas, Plaza Mayor, Canónigos, Arenotas y Fuente del Oro. Se trata de una actuación incluida dentro del Plan de Sostenibilidad Turística que se acometerá según el proyecto redactado por los arquitectos Fernando Olmedilla Lacasa, Yanira Huertas de Maya y Fernando Ortega Pozuelo en colaboración con la empresa pública Aguas de Cuenca. Se trata de fuentes que tienen un carácter emblemático por distintas razones y que se restaurarán de forma integral, colocando además cartelería explicativa y recuperando con ello la memoria histórica que albergan. Pues bien, la operación ya está en marcha y aquí tenemos a un operario en plena faena en la Ronda de Julián Romero. Que trabaje bien y que su obra se vea pronto limpia y reluciente. Como en las demás fuentes incluidas en este repertorio, que se me hace poco y corto, pero por algo hay que empezar. Lo que hace falta es que después de estas siete vengan otras siete más, hasta llegar a todas las que hay repartidas por la ciudad.

domingo, 3 de marzo de 2024

CUATRO GOTAS Y GRACIAS

 


Ya ven que no ha sido nada, cuatro gotas insignificantes, unos cuantos copillos de nieve con mínima fuerza para cubrir las laderas del Cerro del Socorro y poco más, pero se agradece, porque uno, como casi todo el mundo, se cansa de esta pertinaz y prolongada sequía, de esta ausencia ya crónica de la nieve que antaño (un antaño todavía muy cercano) era parte indisoluble e insustituible del paisaje de Cuenca en cuanto llegaba el invierno, pero eso ha pasado a la historia y ahora para encontrar el manto nevado hay que irse a Baqueira Beret o, como mucho, esperar una oportunidad de que caiga algo en la Serranía. Pero en Cuenca se ha convertido en un espectáculo tan insólito que hay niños que aún no han llegado a conocerla. Por eso, como digo al comienzo, se agradece esta mínima, pequeña presencia, que al menos durante unas horas ha vestido de blanco los cerros inmediatos a la ciudad.