domingo, 28 de noviembre de 2021

DESCANSO A LAS PUERTAS DE LA CATEDRAL

 


Las escalinatas sirven para subir (o bajar) de un espacio llano a otro que está a ligera altura. Recuerdo escalinatas famosas y muy utilizadas, como las de la Plaza de España en Roma o las del Sacré Coeur en París, por tomar dos referencias famosas, de las que ayudan en cualquier relato. Más cerca de tan nobles y elegantes lugares hay otras escalinatas más discretas, más modestas, pero que también cumplen su papel. Ahí están, en la fachada de la catedral de Cuenca, comunicando con la Plaza Mayor. Parece que son jóvenes casi todos los que están ahí, y es cierto que el ejercicio de sentarse en el duro suelo exige unas sólidas posaderas juveniles, pero este no es asunto de edades, sino de voluntad y afición, de manera que cualquiera puede hacer esto: sentarse un rato a las puertas de la catedral de Cuenca. Es una imagen pacífica y placentera.

viernes, 19 de noviembre de 2021

ELEMENTOS INCOMPATIBLES

 


       Me cuentan (aunque yo no lo he oído directamente, me lo creo), que la actual directora de la Biblioteca Pública del Estado, cargo que asumió hace un año poco más o menos, se mostró muy sorprendida al encontrar que la fachada principal del edificio está ocupada por toda una nutrida galería de contenedores de todos los tipos y colores. En su inocencia de recién llegada el espectáculo le pareció algo impropio, una convivencia incómoda entre educación y cultura por un lado y el despliegue de suciedad por otro. Quizá pensaba, inocentemente (como pensamos otros muchos) que esos contenedores y otros muchos similares repartidos por toda la ciudad deberían ocupar sitios menos visibles, más discretos pero aquí parece que gusta hacer ostentación de estas miserias. Hay una segunda lectura de esta anécdota: ya nos hemos acostumbrado, quienes vivimos en Cuenca, a convivir con ese desmesurado despliegue de contenedores que, además, suelen estar sucios, asquerosos incluso y con un bien nutrido surtido de detritos a su alrededor. Tiene que venir alguien de fuera para ponernos ante nuestras vergüenzas sociales y colectivas. La biblioteca y los contenedores son elementos incompatibles. Y, por supuesto, si no hay más remedio que tolerar su presencia, deberían estar colocados en sitios escondidos, no en la fachada y puerta principal del edificio.