martes, 25 de enero de 2022

ALGO FALLA EN EL SISTEMA

 


Reciclar está muy bien. A pesar de las dificultades domésticas para organizar dentro de casa la adecuada selección de elementos desechables (aquí los papeles, allí las botellas, en este sitio los plásticos) cada vez son (somos) más las personas que seguimos las indicaciones y los consejos. Algunos, incluso, estamos convencidos de la bondad del sistema y procuramos practicarlo con pleno convencimiento, y eso que la cosa no es cómoda de llevar a cabo. Pero algo está fallando en este sistema cuando las calles ofrecen, en general, un lamentable espectáculo visual y oloroso, que alcanza su punto culminante en los contenedores azules, los del papel y cartón, pensados y preparados para acoger los materiales sobrantes en las viviendas, no el cúmulo de desechos que generan los establecimientos comerciales. Porque esa, y no otra, es la única explicación que se me ocurre ante la visión de estos contenedores y otros muchos, repartidos por toda la ciudad y que son insuficientes para poder acoger todo lo que se quiere depositar en ellos. Algo falla en el sistema y por eso alguien debería buscar soluciones.

 

 

 

 

miércoles, 19 de enero de 2022

BLANCURA IMPOLUTA DE UNA SALA VACÍA

 


Impresiona (o, al menos, sorprende) ver la Casa Zavala vacía. Un edificio de amplias superficies, perfectamente preparado para recibir y ofrecer exposiciones, dedicado ahora a mostrar una sola obra en una sola de esas salas. Aspidiske es el título de esa solitaria obra, firmada por el conquense Yturralde (José María López Yturralde) que vuelve a su ciudad natal a la llamada de los organizadores del 24¡5 aniversario de la declaración de Patrimonio de la Humanidad con que ahora se adorna el repertorio de títulos tradicionales de Cuenca. Que una exposición se forme con un solo cuadro puede considerarse como una boutade elitista, una originalidad propia de un artista que busca la forma de llamar la atención. Pero lo que sorprende, en este caso, es que para mostrarla se haya elegido un edificio completo. Ahora se puede pasear por la Casa Zavala, subir o bajar escalares de un pido a otro, pasear de acá para allá y admirar los limpios espacios vacíos. Naturalmente, los que saben de estas cosas callan prudentemente, porque aquí, de acuerdo con un principio ya bien asentado, lo mejor es callar, por si acaso al hablar se remueven las tranquilas, sedentarias aguas de una ciudad adormilada. Pero, desde luego, recomiendo la visita a la Casa Zavala. Es muy agradable pasear por sus salas vacías y admirar la blancura de las paredes sin cuadros. Frente al horror vacui de otros muchos sitios, aquí predomina lo contrario.

lunes, 17 de enero de 2022

LAVANDERAS DEL JÚCAR

 


En estos tiempos de agua corriente que brota de los grifos sin parar (y sin que nadie piense mucho en cuál es el precio que hay que pagar) esta imagen nos puede llevar a un tiempo cercano a la prehistoria y, sin embargo, está bastante cerca. Es solo de 1960 y lleva la firma de Gustavo Torner, que además de ser un artista de primera fila captó con su cámara (de las de antes que se inventaran la digitales) todos los detalles imaginables de una Cuenca que ya no existe. Como esta lavandera que se acercaba hasta la orilla del Júcar, por debajo de la puerta de San Juan, con su hato de ropa y, claro, también con su pieza de jabón. A lo mejor ella también llegó a conocer la lavadora y el detergente en pastillas o en polvo. Por lo pronto, nos queda esta preciosa imagen. 

 

domingo, 9 de enero de 2022

EXPRESIÓN LIBRE Y ESTÉTICA URBANA

 


A estos cartelones que están repartidos por la ciudad de Cuenca (por fortuna, no hay muchos) les llaman “Expresión libre”, lo que quiere decir que están en esos sitios para que en ellos se peguen carteles del tipo que sea. El que inventó el sistema tenía la bondadosa intención de que así no habría carteles y cartelinas pegadas en cualquier sitio, librando a la ciudad del cochambroso aspecto que presenta de manera generalizada. Para mí que tan utópica intención nunca se ha cumplido y la cartelería sigue inundando tapias y paredes, pero lo que sí queda es el aspecto que ofrecen estos grandes paneles cuando alguien decide limpiarlos un poco. Me da a mi que es peor el remedio que la enfermedad.

 

sábado, 1 de enero de 2022

OTRO EJEMPLO DE LA BURRICIE LOCAL

 

La incultura, la escasa educación, el poco respeto cívico y otras cosas parecidas que podrían encajar globalmente en el concepto “burricie” es una especie muy arraigada en Cuenca. Ya se que es un mal general, y que en todas partes cuecen habas, pero sin recurrir a la estadística se puede afirmar que por aquí, entre las dos hoces, campan por sus respetos una turba de malhechores ciudadanos que van por la vida encontrando especial satisfacción en hacer daño, pintarrajear paredes, destrozar elementos del mobiliario urbano o, como ejemplo más reciente, asaltando y rompiendo las inocentes piezas del Belén navideño que hay en el jardinillo de la Plaza de la Hispanidad y que no hace daño a nadie ni con nadie se mete. Naturalmente, quienes estamos en las antípodas de tales actuaciones pensamos en qué satisfacción personal, íntima, se puede obtener haciendo tales cosas y la verdad es difícil encontrar una explicación más allá del gusto por hacer daño, porque sí. Como remedio, el Ayuntamiento de Cuenca solicitado colaboración ciudadana para identificar al autor o autores de tales fechorías. A lo mejor los encuentran. El castigo mejor y más apropiado ya se sabe cuál puede ser, uno que no suele aplicarse en Cuenca: trabajos sociales. Tenerlos 15 o 20 días barriendo calles o regando jardines o alguna cosa parecida. Y que se conozcan públicamente sus nombres. ¡Ah, eso no! Hay que respetar el derecho a la intimidad de los delincuentes.