sábado, 24 de septiembre de 2022

YA NO EXISTE EL PARADOR DE ARCAS

 


Generalmente, se nos llena la boca (o la pluma) comentando los desastres patrimoniales que surgen en nuestra provincia con más frecuencia de lo que sería deseable, pero en esos casos siempre tenemos a la vista algún edificio de importancia, una iglesia, una ermita, una noble casa señorial o cosas por el estilo. Pero hay otras pérdidas, en apariencia insignificantes, pero de tanto valor como aquellas, porque al desaparecer perdemos nuestras señas de identidad, las imágenes verdaderas de un tiempo y unas costumbres que se van perdiendo.

Eso es lo que ha pasado con el edificio conocido como El Parador, una construcción rústica, una casa de campo, con sus habitaciones, su cocina, sus dependencias para los aperos agrícolas, sus grandes portalones de madera y sus cubiertas de teja árabe.

Durante los últimos años hemos ido viendo cómo perdía poco a poco todos esos elementos, vencidos por la progresiva ruina que iba desmontando tejas, maderas y muros, mientras que la maleza se iba apoderando de todo. Nadie acudió en su remedio, nadie dictó una orden de protección, nadie quiso rehacerla y conservarla, aunque hubiera podido ser una bonita casa rural, de esas que ahora están tan de moda. Ahora, lo que queda, es el suelo raso, ni una señal de la construcción que hubo.

El Parador estaba en Arcas, en el esquinazo que se forma en el desvío hacia Cañada Molina, frente a la residencia geriátrica que, curiosamente, también se llama El Parador. Por lo menos, el nombre sobrevive.

La foto la hice en el año 2010, cuando todavía estaba casi entero.

 

viernes, 23 de septiembre de 2022

REMEDIO PARA UN VIEJO LOCAL ABANDONADO

 



Hubo un tiempo, en los lejanos comienzos de la super e hipermercados, que aterrizó en Cuenca una firma francesa llamada Intermarché, que abrió dos locales, uno en la calle Colón y otro en la carretera de Valencia. Las cosas no le fueron bien y pasados un par de años, cerró y se marchó. El último citado encontró pronto recambio con otra firma, Día, pero el primero ha permanecido vacío, sucio y abandonado, ofreciendo una imagen tópica de la decadencia tanto comercial como urbana. Hasta ahora, en que otra cadena ha puesto manos a la obra para recuperar ese local y volver a reabrirlo, lo que nos puede dar la oportunidad de meditar un rato sobre la potencia natural que tienen estos supermercados basados en la alimentación, porque se acaba de abrir uno nuevo, donde estuvo Noctrópolis (aquel sueño de ocio nocturno, igualmente olvidado) y ahora se añade este otro nuevo. ¿Tanto comemos, tantos ciudadanos somos que los supermercados suman y siguen?

Este de ahora en la calle Colón pertenece a Charter, la franquicia de la cadena valenciana de supermercados Consum, y tiene previsto abrir a finales de mes su primer establecimiento en la capital conquense, sumándose a otros similares que ya tiene en varias localidades de la provincia, Cañete, Carboneras de Guadazaón, Honrubia, Iniesta, Las Valeras, Montalbo, Landete, Ledaña, Mira, Minglanilla, Santa Cruz de Moya, San Clemente, Las Pedroñeras, Quintanar del Rey, Talayuelas, Villanueva de la Jara y Villarta. Pues eso, suma y sigue y a seguir comprando para comer y vivir.

 

COMPLICACIONES EN LA CALLE DE LOS TINTES

 


Al Ayuntamiento de Cuenca le crecen los enanos y los problemas y a los que surgen de modo natural, porque así es la vida, se suman los que él mismo genera o busca, como está sucediendo con la disparatada idea de peatonalizar la calle de los Tintes. Que conste que todo lo que sea ganar espacio a los coches en favor de las personas está muy bien, cuando se puede hacer. Y lo de la calle de los Tintes probablemente no se podía hacer, salvo que se eliminen por completo los coches. Como eso no parece posible y los coches siguen existiendo y caminando, por algún sitio tienen que circular, de manera que si se les impide ir por un sitio tienen que buscarse otro, sobre el que recae todo el tráfico que se ha eliminado. Esto es lo que está sucediendo porque ahora todos los coches tienen que ir por la calle Ramón y Cajal, convertida ya en un gigantesco tapón permanente, a lo que se añade las dificultades que se han generado en Tiradores y Pozo de las Nieves, cuya salida natural, mejor dicho, única, tiene que orientarse en esa dirección y ahí se encuentran con unos obstáculos capaces de vencer la paciencia de los más pacientes. Lo que explica la generalizada ola de protestar que se está produciendo.

Lo dicho hasta aquí, sin embargo, tiene un punto oscuro, porque a pesar de la prohibición de circular por la calle de los Tintes, se sigue haciendo, unos por ignorancia y otros porque sí. Naturalmente, la forma efectiva que se aplica en todas las ciudades civilizadas es que la policía local controle la situación, pero eso es algo impensable en la bendita ciudad de Cuenca, donde los policías locales están para lo que están y no para controlar y ordenar lo que pase en las calles y menos aún en el tráfico. De modo que en la calle de los Tintes, como en las demás de la ciudad, cualquiera puede hacer tranquilamente lo que le venga en gana que nadie se lo va a reprender ni sancionar.

lunes, 12 de septiembre de 2022

LOS LIBROS DE JAVIER MARÍAS

 


Se que no soy original. Dejé de pensarlo cuando descubrí que hay bastante gente que hace lo mismo que yo vengo haciendo desde un tiempo inmemorial: comenzar a leer el periódico por la última página. No es por sentirme exótico, sino porque creo que lo más interesante está al final y, desde luego, lo menos al comienzo. Por eso, desde un tiempo que no recuerdo, pero que se debe medir en docenas de años, mi lectura dominical empieza (empezaba) siempre por el artículo de Javier Marías, en El País Semanal. De manera que este domingo último he tenido el mismo sentimiento de orfandad que comparten conmigo miles de lectores. Era extraño que, terminado el mes de agosto, que siempre se lo ha tomado de descanso, no hubiera vuelto a ocupar su lugar en el semanario. La solución al misterio llegó al día siguiente y produjo, creo que lo digo bien, un impacto en que se unen lo desconcertante con la incredulidad. No estaba previsto, ni anunciado, en modo alguno, que Javier Marías fuese a morir ya, en estos días, pero ha ocurrido dejándonos inmersos en un bochorno emotivo del que resulta difícil salir para continuar adelante y buscar en otros caladeros remedio a esta pérdida tremenda. Esta mañana me he dado un paseo por Cuenca buscando alguna reacción en las librerías, pero no la hay o yo no la he encontrado. La muerte es un buen pretexto para sustituir en los escaparates los últimos bestseller comerciales o los libros de textos por un buen repertorio de volúmenes de quien ha desaparecido, pero no parece que ese propósito forme parte de los libreros conquenses. Menos mal que la Biblioteca Pública del Centro Aguirre sí que ha salido oportunamente al escenario y ha montado rápidamente un panel con los libros del escritor desaparecido. Lo que lleva implícita una invitación a leerlo, que es lo mejor que se puede hacer en estos casos de desconcierto sentimental.

 

jueves, 8 de septiembre de 2022

SE VENDE UNA HERMOSA CASA PALACIEGA

 

 

            Hace unos días dedicaba un breve comentario a la venta completa de un edificio en la calle Pilares. No ha pasado mucho tiempo y una red inmobiliaria ha saltado la noticia de otra venta de lo que se califica como un auténtico palacio, con 26 habitaciones, un amplio jardín y unas vistas admirables sobre la Hoz del Huécar. Todo ello por un precio que está cerca de los tres millones de euros.

            Quien busque en esa zona un palacio, tal como se entiende generalmente ese concepto, lo tiene un poco difícil porque no hay ninguno que responda a características palaciegas. Pero estamos en Cuenca y los conceptos son diferentes.

            El inmueble que está en venta se encuentra en la Ronda del Huécar, al lado mismo del Pasadizo del Cristo y junto al mirador de Víctor de la Vega. Hasta hace poco en la portada había un distintivo como alojamiento turístico, que ya no está. Para ir al grano: esa es la casa que adquirió y modificó Juan Ignacio Bermejo Gironés, un  prohombre conquense que ocupó un destacadísimo puesto en la administración, nada menos que el de secretario general del Ayuntamiento de Barcelona, donde ejerció un poder considerable para dirigir el funcionamiento administrativo de tan importante organismo.

La casa de Juan Ignacio Bermejo fue diseñada por el arquitecto barcelonés Adolfo Florensa, que durante muchos años vino a Cuenca a participar en el exquisito ambiente organizado en todo a esa residencia, que especialmente en los meses de verano se convertía en un cenáculo poblado por artistas, escritores y gentes parecidas. La fachada exterior, la que da la calle, es la propia de una casona serrana, con un magnífico entramado de madera, pero la posterior, la que da a la hoz y el jardín, fue trazada por Florensa siguiendo las normas del Renacimiento clásico, mientras que en el interior distribuyó un buen surtido de artesonados, chimeneas y otros detalles propios de la arquitectura tradicional conquense.

Esa es la gran casona que estos días busca dueño. Si es que no lo ha encontrado todavía, claro.

 

BUENOS ASIENTOS Y GRATIS

 

La Plaza Mayor ofrece, de manera casi permanente, un bonito espectáculo con las terrazas a tope, para satisfacción de los propietarios de esos locales. Total, a cambio de unos cuantos euros que cuesta la consumición, se obtiene una buena sombra, asientos más o menos cómodos y un rato de tertulia con los amigos. Más barato es (por lo menos hasta ahora) hacer lo mismo aunque en un asiento algo más duro, pero las escaleras de la catedral están siempre dispuestas a recibir amables posaderas que quieran pasar el rato en ellas. Es una imagen que siempre me ha parecido muy reconfortante y amistosa.

martes, 6 de septiembre de 2022

UN BONITO EJEMPLO QUE SE PUEDE IMITAR

 

Los Ayuntamientos, en todas partes, tienen la fea costumbre de cambiar los nombres de las calles cada dos por tres, atendiendo a criterios muy variados, generalmente políticos, como sabemos bien lo que hace que durante bastante tiempo el nombre eliminado se siga utilizando en el habla popular, resistente a aceptar el cambio. En Cuenca un buen ejemplo es el de la Plaza de la Constitución, a la que mucha gente sigue llamando de Cánovas, como si no hubiera pasado nada.

En un bonito lugar de nuestra Comunidad Autónoma, Oropesa, en la provincia de Toledo, he encontrado un curioso caso que me parece muy interesante para tenerlo en cuenta. Allí, como en todas partes, también ha habido baile de nombres y parece que ahora han recuperado los tradicionales, pero con la buena idea de situar en la placa los títulos anteriores, de manera que es posible seguir la trayectoria histórica de los nombres que cada calle ha tenido.

Y así sabemos que la calle del Hospital se llamaba en 1908 del Duque de Frías, durante la República le pusieron Fernando de los Ríos, la Dictadura se la adjudicó al general Franco y ahora recupera su título de verdad, el de toda la vida.

Me parece un  buen ejemplo, que se podría imitar sin problemas en otros muchos lugares.