sábado, 27 de marzo de 2021

UN CONSUELO: A FALTA DE PAN...

 



El año pasado, 2020, debió celebrarse la 59ª edición de la Semana de Música Religiosa. La pandemia, entonces recién llegada a occidente (mejor dicho, descubierta, porque ya llevaba unos meses circulando por aquí) llenó de miedo a toda la clase política y la consecuencia inmediata fue la suspensión de todo tipo de actividades, incluyendo las culturales. Más o menos, todo el mundo lo entendió. Este año en el que estamos, 2021, debería haberse celebrado es 59ª edición pendiente pero los responsables de la cosa pública en Cuenca han decidido volver a suspenderla. En Madrid y en otros sitios están abiertos todos los cines y los teatros; en Cuenca no es posible. Ya sabemos que Cuenca es diferente en todo, pero alguna vez deberíamos ser como los demás. El triste consuelo que se les ha ocurrido para intentar disimular el despropósito es organizar una exposición de carteles de la SMR que se encuentran visibles en el Centro Cultural Aguirre y ahí lo estarán hasta el 20 de abril. Como diría un clásico optimista, menos da una piedra. Ya que no hay música, ni músicos, nos conformaremos con ver los carteles, por otra parte una colección muy interesante porque permite seguir el devenir de los hechos, la evolución de la técnica cartelística y de los mensajes que en cada momento se han querido transmitir a través de la imagen. Tras una primera etapa tímida, de pobre contenido visual, se consagró una excelente fotografía de Antonio Texeda que se fue repitiendo año tras año hasta que en 1984 Pablo López de Osaba implantó la costumbre de encargar cada año el cartel a un artista diferente de los vinculados a Cuenca, comenzando así la impresionante serie que es, desde luego, la más brillante de estos 59 años de historia. Luego, ya en la última etapa, se dio entrada a otros artistas que introdujeron conceptos modernos en el diseño de los carteles. El último, que se encuentra pendiente, es obra de José María Lillo. Falta por ver si lo podremos ver el año que viene o si entonces los responsables de la cosa política encontrarán otro pretexto para que tampoco haya Semana de Música Religiosa.

sábado, 20 de marzo de 2021

ANTÓN GARCÍA ABRIL Y LA SMR

 



Hace un par de días ha muerto Antón García Abril. Los medios se han encargado de airear la importancia de este compositor español, poniendo como ejemplo sus obras (magníficas) para películas y series como El hombre y la tierra, Curro Jiménez, Fortunata y Jacinta y otras muchas, porque fue un creador realmente prolífico. Sólo algunos medios, muy pocos, han insinuado que, además, también trabajó otro tipo de música. Lo hizo y muy bien. Entre sus obras más notables se encuentra la Cantata de la Pietà, que escribió para ser estrenada en la Semana de Música Religiosa de Cuenca del año 1977, con la soprano María Orán, el violoncelista Pedro Corostola, el organista Luis Elizalde y la Orquesta Filarmónica de Madrid con el Coro Nacional de España. El texto era de Antonio Gala. Por resumir brevemente diré que fue un día memorable, una de esas tardes musicales para no olvidar. Lo que de paso nos lleva a recordar, con nostalgia y algo de tristeza, aquellas Semanas de Música Religiosa que encargaban obras de estreno a los más importantes músicos que ha habido en este país. En aquel tiempo, incluso había Semana de Música Religiosa. O tempora, o mores.

 

UNA BELLA RUINA EN LO ALTO DEL CERRO

 


            En lo alto del cerro que domina el pueblo de Albaladejo del Cuende se mantienen desafiantes aún, contra los vientos y las mareas de los tiempos, los últimos restos de la que fue primitiva iglesia parroquial dedicada a la Asunción de la Virgen. Era un edificio de tres naves, con bóvedas de cañón y empezó a deteriorarse en 1755; se intentaron obras de reforma, pero un siglo después ya se daban por imposibles. Hoy quedan en pie parte de los muros y la torre, que ha sido reconstruida, junto con varias lápidas del siglo XVII. Pueden apreciarse parcialmente las dos portadas, una orientada al N con un arco adintelado y entablamento y otra al S, de sillería, formada por un arco de medio punto moldurado, enmarcado entre pequeñas pilastras. No parece haber sobrevivido nada del retablo que en 1598 tallaron y pintaron Juan de Villar y Pedro Muñoz de Aguilar. Durante un tiempo el culto se trasladó a la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, hasta que se construyó la actual iglesia, inaugurada en 1960 y que no tiene ningún interés arquitectónico, si bien conserva algunos elementos valiosos procedentes de la antigua iglesia, como un cáliz del siglo XVII, una talla de la Virgen de las Nieves y varias piezas de orfebrería renacentista. Mientras, en lo alto del cerro, la antigua iglesia se desmorona cada día un poco más.

 

 

jueves, 18 de marzo de 2021

LOS AÑOS CRUCIALES DE CUIXART

 


    No sé si un buen número de conquenses sigue manteniendo en vigor una sana costumbre asumida a mediados del siglo XX, cuando casi era una ceremonia ritual subir de vez en cuando al Museo de Arte Abstracto, recibir la bienvenida, siempre cálida, de Chillida, pasear por sus salas, detenerse con pasmada admiración ante Brigitte o Geraldine, ambas de Saura, sentirse reconfortados con las delicadas sugerencias de Zóbel, o deslizarse, con la confianza que da el saber que uno está en su propia casa, entre Palazuelo, Torner, Sempere, Mompó, Canogar, Guerrero, el único Tapiès o tantos otros amigos a los que mirábamos como seres cercanos, compañeros de viaje.

     Han cambiado mucho las cosas en estas décadas y aunque ahora hay en Cuenca una pimpante Facultad de Bellas Artes y otros muchos artistas que no llegaron a conocer a aquellos precursores, nos queda la duda (al menos, a mí) de si estas nuevas generaciones participan de aquel rito devocional que nos impulsaba a ir una y otra vez al pequeño pero encantador Museo en el que se nos abrían las puertas a otro mundo de bellas sugerencias ante el que era conveniente dejar en la puerta las miserias de lo cotidiano.

     El Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca (qué bonito decir el título completo), ahora gestionado de forma que yo diría brillante, por la Fundación Juan March, nos regala de vez en cuando con propuestas de un calibre que supera todo lo imaginable, hasta llegar al pasmo. Pues eso es lo que produce la contemplación de la enorme exposición antológica dedicada a Cuixart, que estos días primaverales va a estar disponible hasta el 30 de mayo y que viene a ser un despliegue abrumador del arte desarrollado por uno de los más eficaces artífices de la vanguardia en nuestro país. Una excelente ocasión para recuperar (quienes la hayan perdido) la costumbre de darse una vuelta de vez en cuando por el Museo o, para los más jóvenes, descubrir por dónde van los caminos que llevan a un mundo diferente y encontrarse con una personalidad arrolladora que se envolvió en la materia para dejar paso a un pensamiento cósmico y metafísico.

viernes, 12 de marzo de 2021

EL ÚLTIMO PERTIGUERO DE LA CATEDRAL

 


No se ha escrito mucho sobre el papel del pertiguero en la catedral de Cuenca. Era una especie de ordenanza pero con amplias responsabilidades para cuidar de todos los detalles que tenían que ver tanto con el mantenimiento del edificio como con el protocolo asignado al cabildo, de manera que lo mismo controlaba el correcto funcionamiento de la iluminación del templo como estaba atento a las necesidades de los canónigos durante sus reuniones diarias. Si no me equivoco, este es el último pertiguero de la catedral de Cuenca, tal como lo fotografió Carlos Albendea.

LA MISMA MANO EN LA FUNDACIÓN ANTONIO PÉREZ

 


      En el espacio “Vitrinas” de la Fundación Antonio Pérez ha quedado abierta hoy la exposición La misma mano, formada por trabajos fotográficos del toledano Ignacio Llamas y poemas de José Cobo, proyecto conjunto que se concreta en un libro de edición limitada, publicado por Ediciones La Zúa en una colaboración técnica y artística de Perico Simón y Ramón Freire. En el acto inaugural se encontraban presentes el diputado de Cultura, Miguel Ángel Valero y el director de la Fundación, Jesús Carrascosa, junto con los autores de la obra, salvo José Cobo que hizo una intervención grabada en streaming.

     La publicación es el resultado de dos años de trabajo para hacer ensamblar la delicada poesía de Cobo con la austeridad que imprime Llamas a sus trabajos fotográficos. La muestra, que estará abierta hasta el 24 de mayo, se completa con una serie de piezas fotográficas pertenecientes a tres series diferentes, en las que el artista trata temas como el dolor, la soledad, el vacío y la luz.