jueves, 30 de junio de 2022

LETRAS SUPERVIVIENTES

 


Los numerosos paseantes por la Plaza Mayor pueden invertir un rato en desarrollar un inocente juego de adivinanzas. En la fachada de un edificio de elegante apariencia sobreviven unas letras sueltas: una o y, debajo, dos A. El observador pensará, lógicamente, que esas letras pertenecieron a palabras dotadas de algún significado. A lo mejor, esa persona intentará buscar ese significado en algunos de los folletos informativos que circulan por ahí pero es más que dudoso que en ninguno de ellos encuentre ni la más remota señal de lo que significaba el rótulo que allí existió durante un tiempo. Desvelaré el misterio para no seguir alimentando la curiosidad. Hace ya años, en ese edificio entonces restaurado se instaló una curiosa actividad que, como suele ocurrir, se presentó con todas las ínfulas propias de los montajes publicitarios. Una especie de museo con obra permanente más una galería de propuestas renovadas más una especie de gastrobar. Aquello se bautizó como Museo Casa Palacio y para proclamar el nombre se implantó en la fachada tal apelativo, con gruesas letras adheridas. El invento decayó al poco tiempo, el local cerró sus puertas y las letras quedaron a la intemperie, cayéndose progresivamente, una tras otra, hasta quedar las supervivientes, estas que vemos todavía ahí (hasta que se caigan también, claro, pues ese parece ser su destino). Son la o final de Museo y las dos A de PALACIO. Al fin y al cabo, una curiosidad decorativa en el corazón de la Plaza Mayor de Cuenca.

 

viernes, 24 de junio de 2022

EL ARTE DE PONER GUIJARROS

 

 


En alguna ocasión he oído lamentos sobre la pérdida, en Cuenca, de artesanos hábiles en poner guijarros, que debería ser lo usual en las calles del casco antiguo y no esos horrorosos adoquines con que fue empedrada toda la subida a la Plaza Mayor y la propia plaza, por no hablar de las losas graníticas situadas como eje vertebral de la calle, de donde se levantan cada dos por tres para entretenimiento ocupacional de los obreros municipales, que podían dedicarse a tareas más útiles. Pero no iban por ahí estas palabras sino por una mención expresa al arte de poner guijarros, que no se ha perdido, como en algún momento se llegó a insinuar. Otra cosa es que como es una faena delicada y lenta, los responsables de la cosa municipal prefieren tirar por el camino de en medio y buscar un sistema más rápido y eficaz. Pero cuando quieren, sí que se ponen guijarros, como ha ocurrido últimamente en la calle Pilares y ahora en la de San Juan. Da gusto, en estos tiempos de precipitación y descuidos, ver con qué delicada parsimonia los trabajadores se dedican a poner una piedrecita al lado de otra, procurando que queden bien encajadas en este sutil entramado que nos retrotrae a tiempos medievales. Es un bonito espectáculo.

 

domingo, 19 de junio de 2022

LA CUSTODIA DE BECERRIL EN LAS CALLES DE CUENCA

 


La Custodia de Francisco Becerril y su hijo

Cristóbal vuelve a desfilar en Cuenca

Aunque es una frase que huele a tópico, no se me ocurre otra cosa mejor para empezar este comentario que aquella alusión famosa: a estas alturas de mi vida ya casi no hay nada que me pueda sorprender. Eso me creía yo hasta hace unos minutos, cuando repasando lo que dicen los digitales que nos abruman cada día con una buena colección de sandeces me he encontrado con una que supera todo lo imaginable. Reproduzco el titular, tal como figura en el susodicho repertorio noticiable: “La custodia de Francisco Becerril y su hijo Cristóbal vuelve a desfilar en Cuenca”. Ni más ni menos. Por si queda alguna duda o alguien no ha entendido bien lo que se dice en el título, la noticia comienza de la siguiente manera: “Cuenca reanudará  su solemne procesión del Cuerpo de Cristo por la calles del casco antiguo y de la zona centro de la ciudad, a partir de las 18 horas.  Volverá a desfilar después de dos años de ausencia por la pandemia, la Custodia de Francisco Becerril y de su hijo Cristóbal”. De esa manera tan simple y directa se echa por tierra un infundio que venía manteniéndose en vigor desde hace más de dos siglos, pues se decía, como cosa firme y bien sabida, que la custodia de Becerril fue destruida por las tropas francesas de Napoleón un día aciago de 1808, unas fechas después de haber salido a la calle en procesión el día del Corpus. Pues miren por dónde nos enteramos ahora de que no hubo tal cosa, puesto que la presuntamente custodia hecha añicos por la chusma francesa se encuentra en condiciones de extrema brillantez hasta el punto de haber podido lucir procesionalmente en la tarde de este día. Eso es información lúcida y objetiva, con respeto riguroso a la verdad y lo demás son cuentos chinos. A pesar del soponcio, continuo vivo y respirando.

 

 

QUE NO FALTEN CELEBRACIONES

 

 


Resulta que este es el año europeo de la Juventud. Este camelo de los días de esto y de aquello, que empezó por lo del Día del Padre y va incrementándose sin parar con los pretextos más fútiles llega ahora a esta cosa curiosa de la juventud, como si la edad preferida de todos necesitara de algún motivo para estar en candelero, porque lo están siempre, sin necesidad de lemas, sloganes ni promociones publicitarias. Hasta donde yo se, el invento no le está importando absolutamente a nadie. Bueno, sí, al menos al Ayuntamiento de Cuenca, siempre dispuesto a engancharse a cualquier bagatela demagógica que, suponen, les va a dar votos. Así que ahí está colocado el cartelón de marras, en la Anteplaza, para que el personal lo contemple cuando pasa por delante camino del café o el aperitivo. En cambio, el año pasado era el del ferrocarril y para celebrarlo decidieron en amistoso contubernio con las demás organizaciones afines eliminar el tren por Cuenca. Imagino que no seguirán el mismo ejemplo y decidan ahora eliminar también a la juventud, al completo. Por tonterías que no quede.