jueves, 11 de enero de 2024

NO HAY MANERA DE CONOCER LO QUE HAY EN MANGANA

 

Ya se sabe que las cosas de palacio van despacio y si el palacio está en Cuenca, más despacio todavía. Este sencillo y tonto adagio popular se podría aplicar a muchas cuestiones de las que nos asaltan cada día, pero por resumir o concretarla en una sola voy a referirme a la famosa musealización de la Plaza de Mangana que comenzó a ejecutarse hace diez años. Primero, como recordarán bien los pocos ciudadanos que tienen memoria (aquí todo se olvida a la vuelta de la esquina) se modificó por completo la estructura de la plaza, para darle el aspecto que ahora tiene, con unos elementos de moderno diseño que a pocos gusta pero ahí están, qué remedio y se implantaron una serie de aditamentos encaminados a favorecer la contemplación del subsuelo, donde se encuentran restos de pasado, desde la época musulmana hasta nuestros días y que podrían contemplarse bien desde la superficie de la propia plaza, a través de unos grandes cristales o bien introduciéndonos en su interior, una vez que se preparara la instalación museística. De la primera parte más vale no hablar, porque es prácticamente imposible ver nada a través de esos sucios cristales. Y de la segunda, que es a la que se dirige este comentario, seguimos esperando que quienes pueden y deben hacerlo lleven el proyecto adelante, si es que alguna vez tienen ganas de empezarlo. Porque debe ser asunto muy difícil, arduo y complejo elaborar un proyecto técnico, arqueológico y arquitectónico y conseguir que esas ruinas venerables se puedan contemplar en vivo y en directo. Eso, que se está haciendo en miles de ciudades de todo el mundo, en el caso de Cuenca se convierte en una empresa titánica, como se puede ver. Los años pasan, el lugar se deteriora y el famoso museo no hay manera de verlo.