domingo, 30 de mayo de 2021

ARTURO FORRIOL Y LA SALA HONDA

 


En la muerte de Arturo Forriol (Cuenca, 1941) se han emitido los necesarios comentarios que surgen en estas tristes ocasiones. Todos ellos coinciden en señalar su personalidad como comerciante, miembro de una amplia saga familiar, y empresario, con especial referencia al periodo en que ocupó la presidencia provincial de este colectivo. Solo en un sitio he leído una leve alusión a una faceta bien diferente y por la que, me atrevo a opinar, sentía más predilección que por ninguna otra: la de artista, que seguramente debió sacrificar para ejercer los otros oficios. Arturo Forriol fue pintor y, además, promotor de pintores. Hablamos de Cuenca en los años 60, cuando al influjo del Museo de Arte Abstracto surgieron otras iniciativas locales. Probablemente ninguna tan interesante como la Sala Honda, nacida en 1968 por impulso de cuatro jóvenes artistas (Forriol, Muro, Giménez, Cruz) que dieron vida a un local situado en la calle Alfonso VIII, a la altura del número 29, con vocación de ser un punto de encuentro para la literatura, la música y el arte pictórico. Uno de los primeros en exponer allí fue Jordi Teixidor, pero quizá la puesta de largo más llamativa llegó en agosto de 1969 con una colectiva que reunió ejemplos de lo que titularon “Joven Pintura en Cuenca”, con obras  de varios artistas, incluido el propio Forriol, que entonces empezaban a despuntar. La Sala Honda estaba frente a Zapatería, con una llamativa portada que se cerraba con una sólida verja metálica. El edificio fue derribado años más tarde, y sustituido por otro nuevo, cuando la Sala Honda ya había dejado de existir. Aquí la traigo, en mi personal recuerdo a Arturo Forriol.

 

miércoles, 26 de mayo de 2021

RINCONES 5. EL DIOS DE PAJARES

 

 


 Como diría Napoleón, desde esas ramas cuatrocientos años nos contemplan y parecen tener fuerza suficiente para resistir unos cuantos más, a pesar de que su tronco está parcialmente hueco. Este roble centenario (quercus faginea), que los naturales del lugar llaman el Dios de Pajares, se encuentra en la carretera que va desde Torrecilla a Arcos de la Sierra, en el corazón del Campichuelo, unos 500 metros antes de llegar a Pajares. Tiene una altura de 18 metros y un diámetro, en la copa, de otros 15 metros, por lo que es casi igual de alto que de ancho. Es, ciertamente, un ejemplar único y magnífico. Los robledales son muy escasos en la Serranía de Cuenca, a pesar de que figura acompañado de leyendas mágicas que nos trasladan a una época muy lejana. Cuentan que era el árbol sagrado de los celtíberos, pero los romanos y quienes vinieron detrás no les tenían simpatías. Pero aquí está este dios arbóreo, resistiendo el paso del tiempo, con su espléndida figura.

 

 

martes, 18 de mayo de 2021

RECUERDO DE FRANCO BATTIATO

 


En el multiforme panorama de la música actual, Franco Battiato ha sido un personaje singular, único, irrepetible. Poeta y filósofo, además de músico (o todo a la vez), sus conciertos ofrecían un complemento ilustrativo de enorme riqueza, en forma de comentarios que iba a introduciendo entre canción y canción, para hacernos llegar sus pensamientos sobre cuestiones trascendentes. Nada que ver con esos mensajes rutinarios y vacíos que emiten otros personajes de la moda pasajera. Franco Battiato estuvo en el Teatro-Auditorio de Cuenca el 25 de abril de 2002, en una época en que hasta ese escenario llegaban con bastante frecuencia las primeras figuras de la música mundial. Cuando lo recibí y saludé, a su llegada, fue amable y cordial, sencillo y directo, un mucho como era su música porque es evidente que el arte hacia el exterior es un directo reflejo de la personalidad interior. Recuerdo con un sentimiento placentero aquella jornada, aquel bello repertorio musical, aquella amable vivencia de un creador total. Ahora se ha muerto, en su querida tierra siciliana, pero el recuerdo queda.



miércoles, 12 de mayo de 2021

RINCONES 4. LA TORRE DE BEN GOMAR

 


Un poco antes de llegar a Fuentelespino de Moya, tomando un camino que sale a la izquierda, se alcanza pronto una extraña construcción de textura pétrea, llamada Torre de Ben Gomar, que parece ser resto de un torreón de origen árabe reutilizado en época cristiana, pero de difícil interpretación. Se trata de una pequeña construcción, ahora aislada en mitad del campo, pero que quizá estuvo vinculada a alguna otra de mayor entidad, levantada con fines protectores. Tiene planta cuadrada, de cierta amplitud, con unos cinco metros de altura, a la que se añadió una cubierta de teja que sustituyó a la original; en las paredes se abren varias aspilleras. Durante mucho tiempo se utilizó como almacén de aperos agrícolas pero en la actualidad no tiene ninguna utilización. El nombre de Ben Gomar abre serias dificultades de interpretación; en principio, parece lógico atribuirlo a algún personaje musulmán pero las dudas surgen al saber que el cercano Campillos Paravientos se llamó en la Edad Media Campillos de Gormaz. Lo que abre la posibilidad de que el Ben Gomar musulmán fuera también el Gormaz cristiano.  En cualquier caso, una construcción muy curiosa.

miércoles, 5 de mayo de 2021

UN PASEO POR EL PRADO DE SAN JULIÁN

 


Metafóricamente, el Museo del Prado se ha venido a dar un paseo por el parque de San Julián de Cuenca. Es un poco exagerado, claro, porque unas reproducciones, por muy bien hechas que estén, no se acercan ni remotamente a la realidad del cuadro auténtico, pero haciendo de tripas corazón no hay más remedio que aceptar bondadosamente la oferta y eso es lo que parecen decir cientos de ciudadanos que se acercan a ver estas imágenes, quizá ilusionados con verlas de cerca si es que nunca tuvieron ocasiones de vivir la experiencia de contemplarlas en el propio Museo madrileño.

De manera que, por concretar, digamos que la idea está bien por aquello de cualquier recurso es bueno para incrementar el conocimiento cultural de las personas.

Pero… (siempre hay un pero, costumbre arraigada que tenemos algunos). Mientras las obras maestras de El Prado vienen a Cuenca y se exhiben en el parque de San Julián, las obras insignes de los pintores conquenses dormitan almacenadas en recintos cerrados a la vista del público. Y aunque algunos lo venimos diciendo de vez en cuando, no parece que los oídos del Ayuntamiento de Cuenca se conmuevan lo más mínimo. Claro, que tampoco hay un clamor popular que demande semejante cosa. Así nos luce el pelo por aquí en todo.