martes, 8 de diciembre de 2020

EL ARCHIVO DE CARLOS FLORES

 


Hubo un tiempo, todavía no lejano, en que Carlos Flores y yo manteníamos una amistosa relación, no frecuente, pero sí cordial y continuada. Cuando él venía a Cuenca no faltaba nunca la cita para compartir impresiones, casi siempre en torno a ese tema común e inagotable que es la ciudad, sometida a un sin fin de peligros, e igualmente nos intercambiábamos los libros que íbamos publicando. Los suyos, sobre todo, eran auténticas joyas, además de un profundo pozo de conocimiento en torno a ese tema apasionante que es la arquitectura popular, en el que él ha sido un maestro, quizá el mayor especialista que haya habido hasta ahora en nuestro país. Luego pasó lo que ocurre en tantas ocasiones. Él fue aumentando en edad (ahora tiene 92 años) y dejó de venir a Cuenca, de manera que la amistad, que nunca se pierde, sí se fue diluyendo en la distancia.

El nombre de Carlos Flores ha reaparecido ahora, ocupando una página entera del diario El País, en la que se nos informa del arduo trabajo que está haciendo el Museo Etnográfico de Castilla y León, radicado en Zamora, ordenando, clasificando y digitalizando el enorme archivo fotográfico de Carlos Flores, formado por más de 12.000 negativos, de los de antes, o sea, en película y en papel. Todos ellos referidos al tema al que dedicó su vida y su obra, la arquitectura popular española. Naturalmente, uno, al fin y al cabo provinciano amigo del terruño propio, piensa qué bien hubiera estado que ese enorme caudal de imágenes hubiera venido a parar a Cuenca. Pero la realidad se impone: aquí no tenemos un Museo Etnográfico, ni un Archivo de la Imagen. Aquí las ilustres y dignas autoridades están muy ocupadas con otras cosas.