Resulta que este es el año europeo de la Juventud. Este camelo
de los días de esto y de aquello, que empezó por lo del Día del Padre y va
incrementándose sin parar con los pretextos más fútiles llega ahora a esta cosa
curiosa de la juventud, como si la edad preferida de todos necesitara de algún
motivo para estar en candelero, porque lo están siempre, sin necesidad de
lemas, sloganes ni promociones publicitarias. Hasta donde yo se, el invento no
le está importando absolutamente a nadie. Bueno, sí, al menos al Ayuntamiento
de Cuenca, siempre dispuesto a engancharse a cualquier bagatela demagógica que,
suponen, les va a dar votos. Así que ahí está colocado el cartelón de marras,
en la Anteplaza, para que el personal lo contemple cuando pasa por delante
camino del café o el aperitivo. En cambio, el año pasado era el del ferrocarril
y para celebrarlo decidieron en amistoso contubernio con las demás
organizaciones afines eliminar el tren por Cuenca. Imagino que no seguirán el
mismo ejemplo y decidan ahora eliminar también a la juventud, al completo. Por
tonterías que no quede.
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