sábado, 1 de enero de 2022

OTRO EJEMPLO DE LA BURRICIE LOCAL

 

La incultura, la escasa educación, el poco respeto cívico y otras cosas parecidas que podrían encajar globalmente en el concepto “burricie” es una especie muy arraigada en Cuenca. Ya se que es un mal general, y que en todas partes cuecen habas, pero sin recurrir a la estadística se puede afirmar que por aquí, entre las dos hoces, campan por sus respetos una turba de malhechores ciudadanos que van por la vida encontrando especial satisfacción en hacer daño, pintarrajear paredes, destrozar elementos del mobiliario urbano o, como ejemplo más reciente, asaltando y rompiendo las inocentes piezas del Belén navideño que hay en el jardinillo de la Plaza de la Hispanidad y que no hace daño a nadie ni con nadie se mete. Naturalmente, quienes estamos en las antípodas de tales actuaciones pensamos en qué satisfacción personal, íntima, se puede obtener haciendo tales cosas y la verdad es difícil encontrar una explicación más allá del gusto por hacer daño, porque sí. Como remedio, el Ayuntamiento de Cuenca solicitado colaboración ciudadana para identificar al autor o autores de tales fechorías. A lo mejor los encuentran. El castigo mejor y más apropiado ya se sabe cuál puede ser, uno que no suele aplicarse en Cuenca: trabajos sociales. Tenerlos 15 o 20 días barriendo calles o regando jardines o alguna cosa parecida. Y que se conozcan públicamente sus nombres. ¡Ah, eso no! Hay que respetar el derecho a la intimidad de los delincuentes.

 

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