sábado, 25 de diciembre de 2021

LA FICTICIA ALEGRÍA DE LA NAVIDAD

 

Llegó la Navidad, como es obvio y sabe todo el mundo. De hecho, estamos en plena vorágine de celebraciones, sin que se sepa muy bien cual es el papel que nos toca desempeñar, entre la alegría desbocada entre los partidarios de ir de fiesta a toda costa y el pavor que produce en otros muchos el simple hecho de salir a la calle, ahora ya siempre con mascarillas, que parece ser la única decisión que este gobierno es capaz de adoptar, por más que crecen las críticas emitidas desde los cenáculos científicos, poco convencidos de que tal cosa resulte útil para lo que se pretende, o sea, el control de la pandemia. Mientras los ciudadanos normales y corrientes nos debatimos entre dudas las calles se iluminan y Carretería se cubre con los tenderetes del mercadillo navideño en el que es posible encontrar las mismas chucherías de siempre, pero que ayuda a dar carácter al espíritu comercial de estas fiestas. Con su presencia, la habitualmente apagada imagen de la principal calle de la ciudad parece encontrar un nuevo brillo. Algo es algo. Mientras, los días siguen su cansino paso hacia la llegada de otro año, circunstancia que nos animará a repartir a diestro y siniestro los buenos y mejores deseos, que nos repartiremos unos a otros a pesar de las dudas en que estamos inmersos.

 

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