viernes, 19 de noviembre de 2021

ELEMENTOS INCOMPATIBLES

 


       Me cuentan (aunque yo no lo he oído directamente, me lo creo), que la actual directora de la Biblioteca Pública del Estado, cargo que asumió hace un año poco más o menos, se mostró muy sorprendida al encontrar que la fachada principal del edificio está ocupada por toda una nutrida galería de contenedores de todos los tipos y colores. En su inocencia de recién llegada el espectáculo le pareció algo impropio, una convivencia incómoda entre educación y cultura por un lado y el despliegue de suciedad por otro. Quizá pensaba, inocentemente (como pensamos otros muchos) que esos contenedores y otros muchos similares repartidos por toda la ciudad deberían ocupar sitios menos visibles, más discretos pero aquí parece que gusta hacer ostentación de estas miserias. Hay una segunda lectura de esta anécdota: ya nos hemos acostumbrado, quienes vivimos en Cuenca, a convivir con ese desmesurado despliegue de contenedores que, además, suelen estar sucios, asquerosos incluso y con un bien nutrido surtido de detritos a su alrededor. Tiene que venir alguien de fuera para ponernos ante nuestras vergüenzas sociales y colectivas. La biblioteca y los contenedores son elementos incompatibles. Y, por supuesto, si no hay más remedio que tolerar su presencia, deberían estar colocados en sitios escondidos, no en la fachada y puerta principal del edificio.

 

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