martes, 21 de diciembre de 2021

LA COLA DE LA FORTUNA

 


 Faltan apenas unas horas, las últimas antes de que los bombos empiecen a dar vueltas dejando caer las bolitas con los números y los euros de la suerte. Desde que se abrió la venta de décimos y billetes, allá por el ya lejano (lejanísimo) verano, ha habido tiempo suficiente para comprar las papeletas que pueden dar o quitar la suerte, pero a pesar de eso todavía en estos momentos, cuando se agota el tiempo disponible, hay colas en los establecimientos de loterías de quienes buscan hasta el último momento la posibilidad de encontrar la fortuna, esa diosecilla habitualmente esquiva. Porque en esto de la lotería de Navidad hay algunos (seguramente pocos) escépticos que se niegan a participar en la rueda del reparto y, en el extremo, hay otros, seguramente más que en el primer grupo, que juegan compulsivamente, amontonando números cabalísticos que pueden ser los propicios; en medio quedamos el resto, quizá la mayoría, que llevamos unos cuantos décimos más por obligación que por confianza en que realmente nos puede tocar. Pero ¿cómo resistir a esos números que nos llaman desde la panadería, el bar, el restaurante, la oficina, el quiosco, la gasolinera o los cien puntos tentadores? Porque ¿y si resulta que toca y yo me quedo fuera mientras los demás se reparten la millonada? Y así, una vez más, llegamos a este día, el de la fortuna caprichosa, que algunos se empeñan en buscar hasta el último momento, sin miedo al frio congelador que hace en la calle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario