sábado, 4 de enero de 2025

SE BUSCA PROPIETARIO O USUARIO

 


El mensaje es claro y transparente: se vende o se alquila. Lo que quiere decir que las puertas de este local están cerradas desde hace ya varias semanas, poniendo en el ambiente del casco antiguo de Cuenca una especie de sentimiento de desamparo, porque Las Tortugas forma parte del barrio desde el año 1975, que se dice pronto, medio siglo ya desde que Sinesio Barquín decidió poner un rumbo diferente en su vida y abrió este local orientado inicialmente a ser un bar de copas, un lugar propicio para los encuentros nocturnos, en un tiempo en el que estas cosas aún aparecían envueltas en un halo de misterio, de transgresión y eso, encima, teniendo que ir hasta la lejanía de lo insondable, porque para esta ciudad subir a los últimos rincones del casco antiguo, fuera de Semana Santa o la Vaquilla, era una aventura propia de las rutas exóticas. Pero el invento funcionó, como también lo hacía el cercano Los Elefantes y así entre uno y otro dotaron a la calle Pilares de un singular encanto que pervivió durante muchos años. Luego Las Tortugas amplió su espectro culinario, a medida que fueron cambiando los tiempos, y las copas más o menos alcohólicas dejaron paso a los montaditos, los canapés, las raciones hasta llegar, después de la muerte de Sinesio y su traspaso a otro propietario, a ser un auténtico restaurante, con carta de platos y terraza en la Plaza Mayor, uno de los lugares más apetecible de este espacio gracias a que es el más alejado de los coches y eso siempre es muy de agradecer. Ahora Las Tortugas está cerrada; sus últimos usuarios han cambiado las molestias (y atractivos) del casco histórico por otro local asentado en el espacio moderno, el Togar y en la ahora bastante silenciosa calle Pilar el letrero advierte claramente de las intenciones: se vende o se alquila. Las semanas van pasando y nadie parece decidirse. Las inmóviles tortugas del emblema esperan a saber cuál será su por ahora incierto destino

miércoles, 1 de enero de 2025

AÑO NUEVO, COSTUMBRES VIEJAS

 

Está empezando un año nuevo, este 2025 que echa a andar sus primeras horas. Ha pasado la barahúnda de la celebración, las uvas y el champán y los turrones, los besos y abrazos, las buenas intenciones, el reparto de parabienes por doquier. Todo el mundo rebosa felicidad y cuando se levanta y sale a la calle en busca de un desayuno calentito se encuentra con que en la muy turística Plaza Mayor de Cuenca todos los locales están cerrados, así tal cual lo digo, cerrados, lo que provoca el natural desconcierto de la ciudadanía viajera, porque todo el mundo entiende que hay derecho a descansar, faltaría más, pero también lo hay a servir a la clientela. Que es lo que hace el único local que está abierto, El Secreto de la Catedral, en la calle Obispo Valero, donde el personal hace cola, tal como lo digo, hace cola para conseguir un café. La terraza, naturalmente, está llena, porque el seco frío de esta primera mañana del año no asusta ya a nadie y menos si lo que apetece es echarle algo al cuerpo. De modo que al menos en esta ciudad turística hay por lo menos un listo que abre sus puertas y atiende a los viajeros y paseantes mañaneras. Los demás, como dice el habla popular, están sembrados de ganancias y no necesitan unas perrillas de más.