Se acaba de abrir la veda y ahora toca esperar a ver qué pasa, como reacciona el personal (o sea, todos nosotros) y si la medida anunciada (y que ha entrado en vigor en algunos sectores) afecta negativamente o si, como yo espero y sería deseable, no se produce una reacción positiva, sino de total normalidad. Porque ocurre que desde ya mismo se terminó la gracia de poder entrar gratis a los museos de Cuenca (en otras ciudades no se ha hecho tal cosa), que entró en vigor, nadie sabe muy bien por qué, con ocasión de la dichosa pandemia del coronavirus. Alguien pensó (e insisto, no se muy bien por qué) que en semejante calamidad era bueno conceder el status de la gratuidad a los museos. Los cines, los teatros y los estadios, han seguido cobrando puntualmente, como si tal cosa. La catedral también, y es un importante receptáculo de arte, pero los museos no. Hasta ahora, que el alto mando, o sea, el poder ejecutivo, ha decidido que se acabó semejante gabela y toca volver a pagar, algo que debería considerarse totalmente normal, aunque siempre hay algún demagogo oportunista que sale al escenario con la matraca de que la cultura debe ser gratuita. El fútbol, no, y las raciones de gambas o de morteruelo tampoco, pero la cultura sí. El pensamiento normal debería ser exactamente el contrario y si todos reaccionamos como aquí insinúo y espero, no se producirá ningún desajuste y los usuarios de los museos seguirán visitándolos con la misma normalidad que hasta ahora. Veremos. La medida, según me han contado, está ya en vigor en los Museos de la Junta de Comunidades y en la Fundación Antonio Pérez.