sábado, 21 de junio de 2025

UNA CALLE MUY FAMILIAR

 


Cualquiera diría que esta es una escena cotidiana, situada en alguno de nuestros pueblos más entrañables, cuando al caer la tarde y el sol afloja los calores del día, los vecinos salen a las puertas de sus casas, con sus sillas domésticas, para pasar un agradable rato de tertulia. Es una escena que se viene (¿o venía?) conociendo en la provincia de Cuenca desde tiempo inmemorial, pero esta que recoge la foto tiene truco. Podríamos estar jugando un rato a las adivinanzas, a ver quién localiza esa calle y en qué lugar habitado se encuentra, por no voy a marear la perdiz más de lo necesario, de manera que vamos directamente al grano: esa es la calle de San Pedro de Cuenca, sí, esa calle que ahora está constantemente ocupada por coches y autobuses que suben y bajan, provocando atascos seguidos, mientras los peatones se arriman a los edificios con la confianza de que ninguno de esos vehículos se los lleve por delante o los aplaste contra la pared más próxima. Hubo un tiempo feliz, de los que se añoran, en que los vecinos podían salir a la calle a pasar el rato y charlar amistosamente, mientras docenas de coches aparcan como pueden en la acera. La foto es de Pinós y lleva la fecha de agosto de 1980. Total, 45 años de nada.

viernes, 20 de junio de 2025

UN ESPECTÁCULO POCO EDIFICANTE

 


Los más viejos del lugar recordamos un tiempo, no tan lejano, puesto que lo he conocido, en que había un horario bastante riguroso para sacar la basurea a la calle, siempre por la noche y un rato antes de que pasara el camión que debía recogerla, de modo que no se ofrecía a la pública contemplación el bochornoso espectáculo actual, con cientos de contenedores, la mayoría en estado calamitoso de suciedad, exponiendo de manera permanente el asqueroso contenido de sus recipientes. Y si al menos esos elementos tuvieran la prestancia, la limpieza y el buen gusto que podemos ver en otras ciudades (casi todas, diría yo) a lo mejor el espectáculo podría ser tolerable o admisible, pero parece que la empresa adjudicataria de este servicio piensa que un sitio como Cuenca no merece disponer de contenedores de primera categoría; con los desechos de sus almacenes es suficiente. Y como tampoco hay una autoridad municipal que se encargue de exigirle un mínimo de cuidado y limpieza, así pasa lo que está pasando en tantas aceras de nuestro espacio urbano. Una pena por no decir un asco. El ejemplo visual que he elegido para ilustrar este comentario está en el centro de la ciudad, en una calle al lado de Carretería.

jueves, 19 de junio de 2025

EL ÚLTIMO CHURRERO

 


Un entretenimiento como cualquier otro es revisar las viejas fotografías que uno tiene almacenadas, después de docenas de años de andar por la vida recogiendo imágenes, unas propias y otras amablemente prestadas por generosos colaboradores. En esa ocupación que es conveniente realizar periódicamente me he encontrado hoy con esta que no me resisto a difundir porque nos trae un momento muy entrañable de un tiempo perdido. Es el último churrero callejero que hubo en Los Hinojosos, que dejó de trabajar en 1974. La foto me la envió un amable espontáneo, José María Rubio Moya, al que desde aquí saludo, donde quiera que esté. Hoy, si queremos churros, ya sabemos dónde tenemos que ir, a un sitio bien diferente del que aquí se ve.

miércoles, 18 de junio de 2025

ADIÓS, QUIOSCO, ADIÓS

 

Es signo de los tiempos, como diría un paseante escéptico, que va viendo cómo cambian los elementos habituales de una calle, en unos casos para ser sustituidos por otros al hilo de la moda del momento y en otros, sencillamente, para desaparecer. Ahora la ha tocado al histórico y vetusto quiosco de prensa que estaba en la confluencia de las calles de San Francisco y Aguirre, cerrado desde el 2018 para, desde entonces, ofrecer la triste imagen de un lugar que fue activo expositor de prensa y algunas chucherías y había llegado a ser nada, entre otros motivos porque cada vez son menos los compradores de papel informativo. Antes ya le había tocado el turno al quiosco situado junto al parque de Santa Ana, en la bajada de la avenida de Castilla-La Mancha. Con esta nueva desaparición queda solo en pie el quiosco del Xúcar (hoy Mango) aunque con la curiosa particularidad de que también ha dejado de vender prensa diaria, lo cual es muy significativo. Para consolarnos de estas pérdidas, completo el comentario con una imagen nostálgica, la de ese quiosco de la calle Aguirre, cuando cubría sus laterales con la maravillosa oferta de docenas de revistas que alegraban la vista. Ahora, ya, solo cabe decirle: Adiós, quiosco, adiós.




jueves, 17 de abril de 2025

LO DE SAN MIGUEL, UN MISTERIO

 


Uno de las muchas cosas misteriosas que ocurren en esta ciudad cada vez más incomprensible tiene que ver con la iglesia de San Miguel. Ya se que alguien me dirá que hay misterios mayores, como por ejemplo, la incapacidad de tomar una decisión sobre el ruinoso mercado de abastos, o sobre el cochambroso edificio de Sindicatos o la impotencia ante la obligación de declarar una zona de bajas emisiones, por no aludir al verdaderamente misterioso asunto de la reordenación del centro urbano de Cuenca y por este camino, tirando la ristra de chorizos, aún podríamos seguir enhebrando temas, pero a mí, estos días de conciertos de música religiosa, lo que verdaderamente me tiene estupefacto es el cierre total de la iglesia de San Miguel para acoger más de uno de los conciertos del programa. Estamos asistiendo a propuestas en sitios encantadores, deliciosos, como el Espacio Torner o la Fundación Antonio Pérez, que tienen la utilidad que tienen, y es mucha, pero que no son salas de conciertos. No hay buena acústica, no hay comodidad para los espectadores que, encima, son pocos, porque la capacidad de estos espacios no es suficiente para poder atender la demanda. Y mientras, la iglesia de San Miguel cerrada a cal y canto. Durante los últimos años nos entretuvieron con la matraca de que había problemas de humedades y se iban a corregir, pero esa obra ya se ha hecho y la iglesia está en magníficas condiciones de uso. ¿Qué pasa en esta ciudad que se permite el lujo de mantener cerradas las puertas de un espacio envidiable? Misterio, aquí todos son misterios. Como consuelo para lectores y espectadores, inserto una fotografía de un concierto del año 2016, tan lejano ya.

martes, 15 de abril de 2025

DON DIMAS, A LOS CIEN AÑOS DE SU NACIMIENTO

 


Dimas Pérez Ramírez, don Dimas siempre, nació en Tarancón el 15 de abril de 1925, ahora hace cien años justos. Estudió Filosofía en el Seminario Conciliar de San Julián (1943-45), Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca (1945-49) y Derecho Canónico en la Universidad de Comillas, en Madrid (1961-64) títulos a los que añadió el de Historia del Arte Religioso por la Universidad Pontificia de Salamanca (1985). En esta ciudad fue ordenado sacerdote en 1949 y de inmediato se incorporó como profesor al Seminario Menor de Uclés (1949-59). Tras una breve etapa en la parroquia de Fuente de Pedro Naharro (1959-61), pasó una temporada en Madrid desarrollando diversas funciones pastorales hasta que en 1971 regresó definitivamente a Cuenca para hacerse cargo del puesto de canónigo archivero diocesano que ocupó hasta su jubilación en el año 2000 y que resultó providencial en su actividad investigadora, al tener a su alcance el incalculable legado de los documentos generados por la diócesis, y en concreto los procedentes del tribunal de la Inquisición, en el que encontró materia para numerosísimos trabajos, además de llevar a cabo la ordenación sistemática de los legajos existentes.

            Durante toda su vida mantuvo una intensa actividad en el terreno de la divulgación cultural, especialmente orientada hacia temas históricos y religiosos, a través de la prensa diaria, revistas especializadas, micrófonos de las emisoras locales, conferencias y pregones. Sus publicaciones abarcan un amplio abanico de cuestiones relacionadas con la iglesia, la historia y el arte, actividad para la que estaba personalmente muy bien dotado porque fue un auténtico comunicador nato, asequible, directo y comprensible. Ingresó en la Real Academia Conquense de Artes y Letras el 29 de octubre de 1987 con un discurso titulado “Orden de Santiago y obispado de Cuenca: relaciones históricas”, uno de sus temas preferidos. Fue miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia y capellán del Real Hospital de Santiago de Cuenca y nunca le faltaron ganas de entrar en polémicas, sobre todo las que mantuvo en distintos medios para reivindicar la naturaleza taranconera de Melchor Cano, frente a quienes pretendían llevarla a otros horizontes.

A Uclés y su monasterio dedicó sus primeras publicaciones, apenas unos folletos divulgativos pero su entrada real en el mundo editorial la hizo con una obra ciertamente valiosa, Pedro de Villadiego y el retablo mayor de Tarancón (1978) en el que daba a conocer y estudiaba el espectacular retablo que cubre el presbiterio de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. En Uclés, último destino de Jorge Manrique (1979) volvió, ahora ya con mayor profundidad, a escudriñar los misterios de su querido monasterio. Su conocimiento de los entresijos del archivo le permitió publicar un folleto muy entretenido, Brujas en la Mancha, brujas en la Alcarria (1980) al que siguió el importante Catálogo del Archivo de la Inquisición de Cuenca (1982) que ya había conseguido poner en orden, a pesar de los numerosos desafueros que había sufrido. Preparó una nueva edición de las Relaciones de pueblos del obispado de Cuenca, de Julián Zarco (1983) y puso en mis manos la edición de otra joya, La custodia de la catedral de Cuenca (1985), que editamos desde Gaceta Conquense y a continuación me pidió colaboración para diseñar y maquetar dos pequeñas obras divulgativas, Uclés, cabeza de la Orden de Santiago y El Real Hospital de Santiago de Cuenca (ambas en 1990).

Su vocación inalterable hacia la ciudad en que nació le hizo acometer una obra ingente que solo llegó a completar en su primera parte, Tarancón en la historia. Vol. I: Desde la romanización al final del Antiguo Régimen (1994), sin que nadie, que yo sepa haya asumido la tarea de continuar ese trabajo. Luego, hasta el final de su vida, fue dando nuevas ofertas de divulgación poniendo de relieve la siempre apasionante y nunca agotada temática vinculada a la historia y el arte de nuestra provincia.

Murió en Cuenca el 14 de noviembre de 2016 y dejó, creo yo, un rastro de bonhomía, de cordial acercamiento a los demás, comunicador fácil incluso con un leve toque de ironía si el tema se prestaba. A los cien años del día de su nacimiento me parece justo y necesario dejar aquí constancia de ese hecho y recordar con afecto y respeto a quien siempre fue don Dimas.

 

 

 

lunes, 14 de abril de 2025

VARGAS LLOSA Y LOS RASCACIELOS DE CUENCA

 


Hubo un tiempo feliz en que a Cuenca venían de visita gente destacada del mundo de la cultura, escritores y artistas en primer plano, profesores, estudiosos, gente curiosa, interesada por cosas que ya no se llevan. Entre ellos llegó un buen día un todavía joven escritor que estaba ya en la cresta de la ola del boom de la literatura hispanoamericana, Mario Vargas Llosa, acompañado de su familia. Como buen paseante, fue de un sitio a otro, conoció calles y personas que había en ellas, visitó el Museo de Arte Abstracto, que le maravilló, dejo que lo entrevistaran y que le hicieran fotografías. Ciertamente, aquella época de Cuenca fue muy feliz. Vargas Llosa ha muerto hoy y en el sentimiento generalizado que a todos nos provoca esta pérdida sobrevive el recuero de aquella visita estimulante. La fotografía es de Ramón Herraiz.