viernes, 7 de noviembre de 2025

EL SUEÑO DE JAVIER ESTABA EN LA MOGORRITA

 


La muerte, inesperada, de Javier de León, me lleva por los senderos de la memoria a revivir los lejanos, muy lejanos tiempos en que empezó nuestra relación amistosa, continuada hasta ayer mismo en un ambiente muy distinto, como vecinos del barrio antiguo de Cuenca, separadas nuestras viviendas por apenas unos metros, en la misma calle Alfonso VIII. Pero no quiero hablar aquí de vivencias cotidianas sino retroceder hasta el comienzo de nuestra relación, que tuvo un origen profesional: yo era periodista en activo, en “Diario de Cuenca” y Javier empezó a dar la dura y larga batalla para difundir y encontrar apoyos que le permitieran hacer realidad una especie de sueño utópico, pero quizá asequible, en forma de pistas de esquí en La Mogorrita.

Eso, entonces, principio de los años 70 del siglo pasado, sonaba extraño, porque practicar el esquí era sinónimo de gente rica que podía financiarse la estancia durante unos cuantos días en cualquiera de las selectas pistas existentes en España o en Europa y lo que Javier de León pretendía era algo bien diferente, popularizar ese deporte minoritario y hacerlo asequible a cualquier bolsillo.

Él, y un pequeño grupo de amigos, habían empezado a practicar este novedoso deporte en una de las laderas de la zona inferior del Cerro de San Felipe (1836 metros), situado entre Tragacete y La Vega del Codorno, pero en el término municipal de Cuenca. Disponían de medios muy rudimentarios, tanto en la dotación de la precaria pista como en las vestiduras que ellos usaban, muy simples y, desde luego, lejísimos de lo que ahora se utiliza, pero había un problema: la escasa duración de la nieve no facilitaba la práctica del esquí. Hasta que de forma un tanto casual descubrieron que cerca había otro monte que ofrecía mejores perspectivas y así se trasladaron a La Mogorrita (1864 metros), donde ya existía un refugio de montaña instalado por el ICONA y pudieron habilitar una pista de esquí de mejores condiciones que la anterior, contando con que, además, la nieve permanecía activa varias semanas.

Fue entonces cuando Javier de León tomó la iniciativa y se convirtió en líder del grupo de aficionados, con la intención declarada de conseguir estabilizar la iniciativa. Así nació en 1972  el Club Montes Universales que logró del Ayuntamiento de Cuenca la cesión del refugio forestal para usarlo como base de operaciones, emprendiendo una mejora y ampliación de las instalaciones mientras Javier empezaba la larga (y a lo largo infructuosa) batalla para lograr una mayor implicación municipal para poder dar a la precaria pista no solo una utilidad deportiva, sino turística. Fue en ese empeño cuando nos conocimos, porque era un hombre persuasivo, constante, insistente y supo recurrir de manera habilidosa a los medios informativos para lograr apoyos para el proyecto, que llegó a movilizar hasta a 500 personas que por sus propios medios subían hasta La Mogorrita a practicar el esquí. Parece innecesario decir que el Ayuntamiento primero, en aquellos años, y luego la Comunicad Autónoma de Castilla-La Mancha, no mostraron el menor interés por impulsar esa idea, que en las provincias próximas, Teruel y Guadalajara, sí que ha podido prosperar. La pelea con las instituciones duró veinte años. En 1992, Javier de León y sus compañeros de sueños arrojaron la toalla y así terminó todo. Nos quedan los recuerdos, que no es poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario