Fernando León Cordente ha fallecido este penúltimo día del año, en Buendía, en cuya Residencia de la Tercera Edad estaba residiendo desde hace algún tiempo, cuando ya las dificultades propias de la edad, especialmente en el terreno de la movilidad, le aconsejaron tal reclusión que, sin embargo, no afectó para nada a su ánimo, que hasta el final de sus días se ha manifestado en constantes cartas al director de La Tribuna, siempre poniendo la llaga en algún asunto de actualidad, sin decaer nunca su espíritu crítico, en especial sobre los constantes desafueros que hacen víctima a esta ciudad. Fue ordenado sacerdote en 1969, cuando tenía 24 años de edad y de inmediato comenzó un recorrido parroquial que le llevó a varios pueblos de la Alcarria, en especial Cañaveruelas, donde ejerció su espíritu inquieto como dinámico corresponsal de Diario de Cuenca y Radio Nacional de España, además de contribuir de manera decisiva a la localización definitiva de la ciudad hispano-romana de Ercávica, que se pateó metro a metro hasta que finalmente se fijó su exacto emplazamiento. Posteriormente fue trasladado a la parroquia de Huete como vicario. A comienzos de este año, el día 28 de enero, los pueblos de la Alcarria le ofrecieron un homenaje en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de Buendía, en reconocimiento a sus 50 años de servicio y entrega a la comarca.
Por otro lado, la imagen de Fernando León
Cordente ha sido el acompañamiento fijo de la procesión de la madrugada del
viernes santo, una misión ciertamente poco agradecida pero que este buen
sacerdote asumió de grado y con devoción, librando así a otros colegas de tener
que darse anualmente el madrugón. Desaparece una buena persona, un digno
miembro del paisaje humano de Cuenca.