Todavía hay insensatos que añoran aquellos tiempos en que Carretería estaba ocupada a todas horas por coches que iban de un lado para otro, incluyendo los autobuses y los camiones de reparto, con el añadido de que también se podía aparca en una de las aceras. Eso, dicen, era muy positivo para el comercio, por más que mis cortas entendederas no alcanzan a ver cómo una sucesión de coches pasando sin parar era un factor dinamizador de las compras. Aquello pasó a la historia y ojalá no vuelve nunca más. A cambio, podemos disfrutar de este amable espectáculo, el que ofrece la calle una mañana cualquiera de estos días vacacionales que, además, han venido acompañados de una suave y amistosa temperatura. Entre una calle llena de coches y otra llena de personas, yo me quedo con la segunda opción, la que podemos disfrutar estos días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario