Tal día
como hoy, 7 de agosto, pero del año 1927, el dictador Miguel Primo de Rivera llegó a Cuenca a
las 11,30 de la mañana para hacer una rápida visita en que le dio tiempo para visitar
la catedral y almorzar en el gobierno civil, continuando viaje a Teruel nada
más terminar de comer. Unos días ante y
comentando esa posibilidad de viaje, el periódico El Día de Cuenca decía:
“No es Cuenca de las provincias españolas que más pueden celebrar su
paso. Abandonada antes, abandonada ahora, Cuenca se levanta a impulsos de su
propia vitalidad incorporándose a la marcha de las demás comarcas(...)”.
El dictador fue recibido con un repique general de campanas,
encabezadas por la de Mangana. Sin descender de los automóviles, fueron
saludados por las autoridades locales el dictador y su acompañante, el ministro
de Justicia, Galo Ponte. En la catedral se celebró una misa, actuando el orfeón
de los paúles y luego visitó
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