Parecía cosa de poco,
una reparación más de las muchas que necesita una ciudad en la que los
problemas surgen como moscas, al menor descuido. Lo del colector general sí
tenía mala pinta, como pudimos sospechar al ver que era necesario nada menos
que demoler el pabellón polideportivo Luis Yúfera, y luego con la serie de
operaciones incomprensibles que se iban realizando. Hasta que llegó la hora de
la faena verdaderamente espectacular y empezamos a ver cómo llegaban máquinas y
operarios para desarrollar una faena ciertamente compleja. Daba un poco de grima
ver la pobre avenida de la República Argentina con esa zanja enorme, de parte a
parte, enseñando a todo el mundo las tripas de lo que pudiera ir por dentro
para luego meter el nuevo colector. Hay que decir que lo han hecho con bastante
eficacia y rapidez, de forma que la calle ya vuelve recuperar su aspecto. Bien
está lo que bien acaba, como dicen en los pueblos. A lo mejor la obra no ha
terminado todavía por completo, pero por lo menos esta parte, seguramente la
más espectacular, ya ha terminado.
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