lunes, 5 de junio de 2023

ADIÓS, PANIFICADORA, ADIÓS

 


Como todo llega en este mundo, sobre todo si son muertes anunciadas a plazo fijo, le ha llegado también el momento del derribo al edificio de la Panificadora situado en la calle Hermanos Becerril, donde se levantó, en realidad no hace mucho, apenas medio siglo, pero en este tiempo la ciudad ha ido creciendo en forma espectacular, hasta llegar a superar los que parecieron límites insalvables. Pero no lo han sido. Cuando se construyó, la panificadora estaba en las afueras, muy lejos de las viviendas, compartiendo espacio con otras fábricas de maderas, almacenes, garajes y todo tipo de instalaciones secundarias, hasta que llegó la expansión urbanística y empezaron a surgir bloques de viviendas que en pocos años se apoderaron de todo y la fábrica tuvieron que emigrar a otros sitios menos peligrosos. De todas ellas, sólo la Panificadora, con su elegante presencia, parecía dispuesta a resistir y lo hizo, durante mucho tiempo, dando forma a esa imagen insólita de una instalación fabril en medio de las viviendas. Pero como todo llega surgió también la necesidad del traslado a un sitio más alejado, en la carretera de Palancares y consumado el trasiego, surge la hora inevitable de que entren a saco los elementos destructores y en eso están. Adiós, Panificadora, adiós. Detrás queda, como suele suceder, la imagen que en adelante alimentará la nostalgia por el tiempo ido.

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