miércoles, 7 de junio de 2023

ACUMULANDO LADRILLO

 


Uno tiene la idea, seguramente equivocada, de que un lugar destinado al reposo de los seres humanos debe tener unas ciertas condiciones, por ejemplo estar en un sitio aislado, algo alejado del mundanal ruido, envuelto entre jardines y lugares agradables. Y debe tener unos volúmenes asequibles para personas que pueden tener (y de hecho los tienen) algunos problemas de movilidad, de manera que lo mejor es que el sitio de la residencia sea de una sola planta, dos como mucho, para que no tengan que estar subiendo y bajando continuamente, aunque tengan ascensores disponibles. Pues eso es, justo, lo contrario de lo que se está haciendo con la residencia geriátrica que se levanta, en un espacio apretado entre las construcciones que la rodean, en un espacio urbano tan incómodo como feo, en el barrio del Pozo de las Nieves, donde antiguamente estuvo el coqueto edificio de la Clínica de San Julián. Si hubiera un cartel informativo, sana costumbre que antiguamente se hacía, conoceríamos más detalles de esa obra y de su futuro, pero como no lo hay, todo queda a la imaginación especulativa. Pero, las cosas como son, al espectador paseante de las calles de la ciudad abruma este inmenso volumen que va tomando forma para apretar aún más un ámbito ya suficientemente prieto.

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