sábado, 11 de marzo de 2023

EL TRAJÍN DEL FIN DE SEMANA

 

Mañanita de viernes, horas de trajín. Todo el mundo se apresura a ir de acá para allá, llevando las últimas cosas necesarias para pasar el fin de semana. Los bares y restaurantes, ya se sabe: cargando de bebidas, helados, cervezas, comida y lo que haga falta para satisfacer a la legión de usuarios que se disponen a llegar, lo mismo da si hace bueno o mal tiempo. Y están también todos los demás repartidores, en un mundo en el que todos nos dedicamos a pedir envíos a domicilio, para satisfacción de las docenas de mensajerías que pululan por nuestras calles. Eso es habitual y normal. Incluso en un espacio teóricamente reservado para que tales cosas no ocurran, pero suceden y aquí está la imagen, para que se vea. La pequeña, recoleta, bonita Anteplaza, a los pies y las puertas mismas del Ayuntamiento, no se libra de este trajín que parece inevitable y, lo que es peor, incontrolable. Lo digo no como lamento sino como constatación de una realidad que, me parece, va a seguir consolidada por los siglos de los siglos y sin remedio.

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