martes, 29 de marzo de 2022

LOS RELOJES VUELVEN A SU SITIO

 

Parece mentira que una cosa que se podría calificar como insignificante, tenga sin embargo tanta importancia, sobre todo en el ambiente de una ciudad pequeña como Cuenca, donde estos pequeños detalles, que posiblemente pasarían desapercibidos en otros sitios, aquí alcanzan un valor destacado. Ya comenté el otro día como todos los paseantes de Carretería nos sentíamos como huérfanos ante la desaparición del reloj de Notario, desmontado para arreglar un desajuste de su maquinaria interior. Acostumbrados como estamos, prácticamente todos, a dirigir la mirada, incluso involuntariamente, hacia la marquesina en que se encuentran, encontrábamos durante esos días el lugar vacío, sin que nadie respondiera a nuestras miradas en busca de la hora. Los seres humanos somos animales de costumbre, dijo algún sabio en no se qué momento y debe ser verdad. De ahí el enorme suspiro colectivo de tranquilidad al poder ver de nuevo las dos esferas en su sitio y haciendo lo que deben: marcar la hora de esta ciudad.

 

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