Una buena noticia, ya lo creo que sí, de esas que no son trascendentales, pero sí necesarias, porque ayudan a mantener el ánimoo, tan alicaído últimamente, además de venir a recuperar una amable tradición. Están preparando la reapertura de la famosa Churrería del Tío Santos, reconvertida en cafetería donde se puede encontrar de todo, desde un café a una cerveza, desde un pincho a un bocadillo o una ración de calamares, incluido, y ese el toque diferenciador, churros, como campea en el título desde su fundación, hace ya casi un siglo, aunque el actual local no sea el que fue, pero eso son palabras menores, sin importancia. La Churrería ha sido un establecimiento profundamente enraizado en el acervo conquense y por eso su cierre, hace un par de año, produjo algo parecido a la incomodidad que se siente con la pérdida de un ser querido. Acumula el local durante el devinir de tantos años, contando con las diversas transformaciones sucedidas, un bonito repertorio de recuerdos y anécdotas, que ahora pueden revivir con este retorno a la actividad, que se producirá, naturalmente, antes de que empiece la Semana Santa, porque ya se sabe que esa es una cita que en Cuenca lo cura todo. Esperaremos con fruición la reapertura que, entre otras cosas, ofrece un nuevo rótulo. No todo va a ser cuidar la tradición. Las novedades también cuentan.
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