lunes, 20 de septiembre de 2021

HABLAR POR NO CALLAR

 


Conste que traigo a este blog de comentarios a la ministra Reyes Maroto, titular de Industria, Comercio y Turismo sencillamente porque en estos momento sirve de ejemplo a lo que viene siendo una práctica habitual, muy extendida entre todas las administraciones, desde el gobierno, como es este caso, al más humilde ayuntamiento de pueblo, pasando por toda la escala intermedia y es la de hablar por no callar, la de decir en voz alta la primera sandez que pasa por la cabeza del protagonista, la de no meditar en lo que se dice, la de creer que todo vale. Pertenezco a la generación de periodistas que vivimos e hicimos la transición, cuando empezaba a desarrollarse la técnica de las declaraciones ante los micrófonos, las ruedas de prensa y cosas similares. Quien tenía que hablar pedía un momento para el receso, pensaba lo que iba a decir y luego lo decía. Se escapaban algunas tonterías, por supuesto, pero ni de lejos a la cascada de mentecatos que nos castigan en estos tiempos soltando al buen tuntún perlas del más grueso y estúpido calibre. La tontería que se le ha escapado a Reyes Maroto buscando ventajas turísticas en el desastre provocado por el volcán de La Palma es solo un paso más en ese devenir de insensateces forzadas por la presencia abrumadora de micrófonos. Parece como si todo el mundo que ocupa un cargo se sintiera en la obligación inmediata de decir algo, lo que sea, la primera sandez que le venga a la cabeza, sin pensar en el contenido, la trascendencia, ni el valor de la palabra. Lo de Reyes Maroto es un ejemplo, muy llamativo, pero que no debe hacernos olvidar ni ignorar el cúmulo de tonterías con que los políticos más cercanos nos castigan de manera continuada. Porque donde escribo el nombre de la ministra se podrían poner otros muchos que tenemos muy cerca, a la vista de cada día.

 

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