El ser humano es
el único que tropieza dos veces (y hasta tres) en la misma piedra. Hace ya
muchos años, un alcalde emprendedor tuvo la tonta idea de incorporar un carril
bici a la Ronda Oeste, con tan endemoniado, irregular y torpe trazado que nunca
se ha podido utilizar por los presuntos beneficiarios de semejante invento.
Sólo alguna vez, muy de tarde en tarde, algún ciclista temerario lo intenta,
para escapar del lugar maldiciendo su suerte.
Pues como ese
carril no funciona y se deteriora a ojos vistas, va el Ayuntamiento y decide
hacer dos más, uno que irá, dicen, entre las calles Hermanos Becerril y Juan
Carlos I y otro desde la Biblioteca Pública del Estado hasta el campus
universitario. Espero con verdadero interés a ver cómo se resuelve la
complicación técnica que se encierra en semejante propuesta porque el invento
de los carriles bici está muy bien y funciona en sitios razonablemente
preparados (por ejemplo, en Valencia) pero esto es Cuenca y no hace falta que
yo haga aquí un discurso para explicar cómo de complicadas son las calles de
esta ciudad como para encima meter un carril bici en ellas. Ya veremos qué es
lo que va desde el dicho al hecho.
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