Tal día como hoy,
pero de 1537, sábado, a las ocho de la mañana muere el obispo Diego Ramírez de
Villaescusa, un auténtico hombre del Renacimiento, culto y refinado, que vivió y trabajó a la sombra de la catedral de Cuenca, en la que fue enterrado.
Sorprende que en aquellos tiempos, sin AVE ni aviones, sin teléfono móvil ni
correo electrónico, una persona pudiera manifestar tan increíble actividad para
estar casi a la vez en sus obispados (Astorga, Málaga y Cuenca) y combinarlo
con una intensa actividad cortesana y política, en tiempos tan complicados.
Acompañó a la princesa Juana a Flandes para contraer matrimonio con Felipe el
Hermoso, bautizó al futuro emperador Carlos, a la muerte de la reina Isabel
actuó como árbitro entre el rey viudo, Fernando, la ya reina Juana y su
ambicioso marido. Le correspondió el triste papel de formar parte de aquel
patético cortejo que organizó la desesperada Juana la Loca, paseando por Castilla
el féretro de Felipe en una de las más desgarradas escenas ofrecidas por la
dinastía de los Austria. Fundó y dotó en la universidad de Salamanca el colegio
de Santiago el Zebedeo, conocido como de Cuenca. En la capital conquense
reedificó el palacio episcopal, encargó la sala capitular, la reja del coro y
la frontal al altar mayor, encargó la custodia a Becerril, señaló límites a las
parroquias de la capital y en su pueblo natal, Villaescusa de Haro, fundó la
capilla de la Asunción,
uno de los más extraordinarios retablos que es posible imaginar, y además
estableció en el pueblo un pósito para el abastecimiento de trigo. Como dice
Mateo López "gobernó su obispado con el mayor celo y caridad, y siendo
estimado y reverenciado de sus pueblos, murió" y Zarco le califica como “doctísimo
y virtuoso prelado, mecenas liberal de las artes y de las ciencias, consumado
político y prudentísimo repúblico, amado y llorado de sus súbditos”.
Extraordinario y asombroso personaje, ciertamente. La imagen corresponde al
retablo de la capilla de Nuestra Señora de la Asunción, de estilo gótico tardío
o isabelino.
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