Probablemente todo el
mundo sabe qué es el monte Rushmore, dónde está y lo que significa. Y si
alguien no lo sabe, seguro que sí lo ha visto alguna vez, en películas o en
algún documental. El monte Rushmore se encuentra en el estado de Dakota del Sur
(Estados Unidos, naturalmente), cerca de Keystone, un pequeño pueblecito que
vive del turismo que genera el famoso monte, elegido para esculpir, en ese
poderoso roquedo, las imágenes de cuatro presidentes, los que se consideran más
significativos en la historia del país: George Washington, Thomas Jefferson,
Theodore Rooselvett y Abraham Lincoln.
Con menos trabajo del
que se necesitó en aquella empresa (se tardaron 14 años en hacerla), sería
posible hacer algo similar en Cuenca. Aquí, por lo menos, las rocas ya están
preparadas. No hay más que coger el cincel y el martillo y empezar a grabar. Si
alguien cree que esto es un disparate que se me ha ocurrido a causa del calor de
estos días, se equivoca. La idea la tuvo ya alguien antes que yo. E incluso la
presentó al Ayuntamiento, pero en la reunión municipal del 27 de abril de 1959
los concejales acordaron manifestar al escultor marmolista Ángel Redondo que de
momento no se le podía conceder ayuda para la realización de su proyecto de
labrar en roca viva, frente al Recreo Peral, un busto de hombre al que
denominaría El Vigía de la Hoz, pero que cuando termine la obra que piensa
ejecutar, sería gratificado en la medida procedente, según la calidad del
trabajo. No tengo noticias de que el escultor aceptara la sugerencia, pero la
idea sigue ahí, por si alguien la quiere retomar. Seguro que sería un recurso
turístico tan poderoso como el del monte Rushmore. Y además, la mitad del
trabajo ya está hecho, porque en esas rocas que hay frente al Recreo Peral se
adivinan ojos, narices, bocas. Sólo hay que retocar lo que la naturaleza ya ha
preparado. El problema, creo yo, es elegir los modelos humanos que deberían ser
tallados en esas rocas calizas. Quizá reyes, alcaldes, ministros, primeros
ministros, escritores, artistas, Messi y Ronaldo… Habría que hacer una encuesta
popular, digo yo.
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