sábado, 17 de julio de 2021

LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA EXISTE

 


Paso estos días julianos, que dicen son propios de la canícula, en una ciudad levantina (Valencia, vaya) que tiene notables diferencias con Cuenca, en tamaño, población, comercio, alegría callejera, vocación cultural y otras muchas cosas, sin olvidar la presencia, enorme, casi lujuriosa, del mar. Hay un factor más a considerar, que esta vez me ha sorprendido muchísimo: el contante ulular de las sirenas, con las ambulancias en primer lugar pero también alguna otra de bomberos y policía. Sobre todo lo de las ambulancias me resulta muy chocante; creo que cada diez o quince minutos pasa una, con las sirenas a todo meter.

Doy por supuesto que tal cosa es necesaria, comprendo que van espoleadas por las urgencias del caso que les ocupe, pero pienso también si no sería posible utilizar otro mecanismo que, abriéndoles paso, no atormente de manera continua a los ciudadanos.

De vez en cuando, alguno de esos  teóricos en cuestiones sociales y ambientales señalan el peligro del incremento de la contaminación acústica, a la que habitualmente no se presta tanta atención como a otros tipos contaminantes sobre los que se da la matraca habitualmente. Pero después de esta experiencia salgo convencido de que, en efecto, el deterioro acústico en las ciudades es también un elemento digno de tener en cuenta. Ya se que en Cuenca todavía no es un problema, al menos desde el punto de vista de las sirenas, pero también conviene tenerlo ya en cuenta, porque las malas costumbres se extienden con amplia generosidad. Por ahora, es solo de unas cuestiones perniciosas que afectan a la grandes ciudades y de las que nos libramos los habitantes de la España vaciada.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario