Me pregunto con
cierta frecuencia por qué algunos nombres destacan y cuentan con el favor
repetido de la popularidad, de manera que los encontramos hasta en la sopa y
otros, sin embargo, con los mismos o incluso mayores méritos, suelen pasar
desapercibidos para sus paisanos. Es, por ejemplo, el caso del actor y director
Gerardo Malla, una de las más destacadas figuras de la escena española, que
acaba de morir sin que nunca, en ningún momento, su tierra natal, Cuenca, le
ofreciera un mínimo homenaje o reconocimiento y sin que, muy probablemente ni
siquiera la mayoría de sus paisanos conociera su existencia y trabajo, a pesar
de que aquí actuó por lo menos en seis ocasiones, todas ellas memorables.
Nació
en Buendía en 1936, estuvo casado con la también actriz Amparo Valle (muerta
hace un par de años) y fueron padres de los actores y músicos Miguel y Coque.
Gerardo Malla pasó por los más
variados géneros, de la comedia y el drama a la ópera y la zarzuela, desde que
en 1959 ingresó en el Teatro Español y desde entonces ha alternado actuaciones
en teatro, cine y TV. En 1988 se une con el dramaturgo Alonso de Santos, el
actor Rafael Álvarez "El Brujo" y el productor Jesús F. Cimarro para
fundar la compañía Pentación.
En Cuenca actuó en varias ocasiones. Lo pudimos ver en
el Teatro Xúcar, en Pares y Nines, de
José Luis Alonso de Santos, como director y actor (28-05-1990); Trampa para pájaros, del mismo autor
(14-11-1991), como director; en el Teatro-Auditorio estuvo con El último amante, de Neil Simon, en
versión de Amparo Valle, como director y actor (23-09-1994); Bienvenida a casa, de Neil Simon
(16-05-1997), director; Los árboles
mueren de pie, de Alejandro Casona (15-11-1999), director; El hombrecito, de Carlos País y Américo
Torchilli, con música de los hermanos Malla (05-03-2002), actor y director y
finalmente en Las bicicletas son para el
verano, de Fernando Fernán Gomez, interpretando el papel de Don Luis
(15-01-2004).
Durante los últimos años ha
estado retirado de los escenarios, limitándose a esporádicas intervenciones en
series de TV, como El ministerio del
tiempo (2017) o La catedral del mar (2018).
Ya que la Cuenca oficial no ha
tenido tiempo de otorgar nunca un reconocimiento a Gerardo Malla, lo hago yo
aquí desde ahora, a título particular, recordando con respeto su trabajo
profesional, siempre digno y con afecto las veces que coincidí con él en la
trastienda del Teatro-Auditorio de Cuenca.
Cierro el comentario con una imagen de la representación de Los árboles mueren de pie, con la enorme interpretación de Amparo Rivelles.
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