jueves, 12 de noviembre de 2020

UN MURO LIMPIO Y DESNUDO

 



            El muro de Alfonso VIII ha cambiado de aspecto. Los amigos de que todo siga igual quizá lamenten la pérdida de la cubierta vegetal que durante años ha formado parte de la calle y del paisaje urbano, pero otros amigos dirán que esa operación de limpieza está muy bien, porque la vegetación adherida a la piedra produce serios daños en la estructura y más en esa zona, tan proclive a filtraciones de todo tipo. Piense cada cual lo que quiera, que por ahora sigue existiendo libertad de pensamiento, pero la operación ya está hecha y terminada. El muro ha quedado ahora limpio de polvo, paja y obras, ofreciéndose en total austera desnudez para que lo veamos así un tiempo, el necesario hasta que la vegetación vuelva a surgir y crecer, repitiéndose así el inagotable ciclo de la vida.

            Como prueba fehaciente de lo que ha sucedido, aquí hay un par de imágenes. La primera, con los trabajadores municipales en plena faena; la segunda, con el muro en su reciente y no se si decir que impúdica desnudez.

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