sábado, 14 de noviembre de 2020

OTOÑO EN EL JARDÍN SOLITARIO

 


            Cuando llegan estos días otoñales, todo el mundo siente un incontenible deseo de salir a las hoces, contemplar cómo evolucionan los colores, de qué manera el amarillo intenso, tan de Cuenca, va sustituyendo a la cubierta verdosa que nos trajo la primavera última. Todo eso, que los poetas saben decir tan bien, forma ya un catálogo impresionante de versos y de imágenes. A mí, además de compartir lo que dicen y hacen los demás, me ha gustado siempre un rincón muy concreto de Cuenca, que me parece encantador, bellísimo y muy poético, entre otros motivos porque no cuenta con el afecto popular de los conquenses. El jardincillo de El Salvador es un rincón humilde y olvidado, siempre vacío, sin niños que vayan a jugar ni mayores que pasen el rato en uno de sus bancos. Nadie se sienta en ellos a leer un libro y ninguna pareja busca alguno como refugio amable para sus amores. En el silencio y la soledad, el jardín de El Salvador vive también su particular otoño, luminoso y romántico. Y ese es el lugar que me gusta fotografiar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario