lunes, 12 de octubre de 2020

LOS JUDÍOS EN EL BARRIO DE MANGANA

 


    Ha pasado el tiempo y ha llovido ya desde entonces. El 21 de octubre de 1985 un grupo de animosos ciudadanos, encabezados por Carlos de la Rica, se reunió en la Plaza de la Merced para asistir al acto de colocar y descubrir una placa cuyo texto es (era) bien representativo del espíritu amplio y generoso de su impulsor: “Aquí cimientos de Mangana, asentóse la aljama y sinagoga conquense. En su recuerdo, el Ayuntamiento de Cuenca. Año 1985”. Para dar fe de que, efectivamente, la iniciativa contaba con el beneplácito municipal, allí estaban el alcalde, José Ignacio Navarrete, y su concejala de Cultura, Consuelo Ruipérez. La placa quedó situada en la pared del antiguo convento de la Merced, ahora ocupado por las Blancas.

      No se cuánto tiempo estuvo la placa en su sitio. Años, seguramente. Hasta que un día desapareció, sin que nadie se percatara y, mucho menos, sin que alguien levantara la voz. Donde estuvo aún se puede apreciar el sitio, marcado por unas señas de cemento que sirvieron para sujetarla a la pared.

      Carlos de la Rica ha sido uno de los personajes más determinantes del acontecer cultural de Cuenca, un auténtico dinamizador de costumbres sociales, impulsor de un concepto de ciudad cosmopolita, abierta a todos los vientos, generosa en sus horizontes, lejos de la cutrería tan querida por otros muchos. A ese afán correspondía su permanente dedicación a abrir las puertas a gentes y corrientes de otras culturas y en esa actitud tuvo cabida este gesto de querer recordar a la comunidad judía, que durante siglos habitó y trabajó en el barrio de Mangana.

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