sábado, 26 de septiembre de 2020

UN APERITIVO DE ROBERTO POLO

 


            Ya casi no nos acordábamos de que el año pasado (ha pasado tanto tiempo y la memoria es tan frágil) debió haberse abierto en Cuenca un espacio destinado a recibir una parte considerable de la Colección de Roberto Polo, distribuida aproximadamente a medias entre Toledo y Cuenca. La sección toledana sí se abrió al público pero no ocurrió lo mismo con la de Cuenca, entorpecida por una desdichada maniobra que el Ayuntamiento no fue capaz de sortear ni resolver. No me atrevo a aventurar qué solución definitiva se dará a este caso, pero por lo pronto, y como un aperitivo de lo que pueda ser el futuro festín, ha aterrizado entre nosotros una primera avanzadilla de la Colección. Se encuentra instalada en la Casa Zavala, tiene el título de Retratos imaginarios y presenta una considerable colección (252 cuadros) con la firma de Pierre-Louis Flouquet (1900-1967), uno de los pioneros de las vanguardias artísticas en Europa, que cultivó todas las técnicas pictóricas, entre ellas el dibujo a tinta.

            Del total de obras que comprende la Colección Roberto Polo (700), se expone en Cuenca una apretada selección que cubre todas las paredes de la Casa Zavala, formando un curioso y extraordinario papel de retratos imaginados por el artista (solo uno es real, el del pintor uruguayo Joaquín Torres García), en lo que no se sabe si sorprende más la maestría y seguridad del trazo, en el que no faltan toques de amable ironía, con inspiración caricaturesca, o la variedad de expresiones recogidas con tal firmeza que en verdad parecen retratos realistas.

            Hasta el 31 de diciembre puede visitarse esta exposición, pionera con la obra del coleccionista Roberto Polo. Quizá mientras podamos recibir alguna noticia firme sobre lo que espera al resto de la obra pensada para Cuenca.

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