Es proverbial el sentido del humor que mantiene en vigor al Ayuntamiento de Cuenca, que camina por la vida como si a su alrededor no existiera la realidad con sus matices y necesidades. Veamos un pequeño detalle. A la entrada de los accesos al casco antiguo, tanto en el puente de la Trinidad como en la Puerta de Valencia, se encuentran situados, desde hace años, estos indicadores de tráfico en los que se dicen algunas lindezas. Por ejemplo, que es una zona controlada, por más que todos sabemos que ocurre exactamente lo contrario. Y se indica también que hay cámaras de vigilancia para ayudar a controlar la incontrolable situación, cámaras que, es verdad, existieron hace muchos años pero que dejaron de funcionar entre otros motivos porque eran completamente inservibles. O dice también que no pueden subir los autobuses, cosa que, es cierto, sucedió hace años, hasta que pasó al olvido. Pero ahí siguen los carteles de aviso. Como todo el mundo sabe ya de qué va la cosa, nos importa un ardite tales indicadores, e incluso los visitantes dan por supuesto que la presencia de estos artilugios forma parte del sentido del humor de este bondadoso Ayuntamiento. O sea, que no sirven para nada.

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