viernes, 10 de mayo de 2024

BUENOS ASIENTOS PARA DESCANSAR

 


 


No me he parado nunca a pensar en cuántas catedrales hay en España (del mundo entero no hablo) que tengan la entrada al final de una escalinata. Pienso de memoria y todas las que me vienen a la mente están a nivel de suelo, o sea, sin escalones, aunque seguro que hay alguna, como la de Santiago de Compostela, pero su disposición no se presta a que en ella ocurra lo que pasa en la de Cuenca, y por eso la traigo aquí. Y es que los amplios escalones dispuestos delante de la fachada de nuestro hermoso (e inacabado, por eso es aún más original) templo prestan una indudable utilidad, la de servir como asientos en los que los cansados viajeros, hartos de callejear y subir y bajar cuestas, encuentran un momento placentero. Es interesante señalar que en el país de las prohibiciones, parece que a nadie se le ha ocurrido todavía imponer esa restricción en las escaleras de la catedral. Ni falta que hace, diría yo. La imagen de estas personas, plácidamente sentadas, unas leyendo el periódico o un folleto, otras repasando las fotos del móvil, la de más allá haciendo quien sabe qué, nos ofrece un espectáculo pacífico, sosegado, muy familiar.

 

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