martes, 1 de agosto de 2023

OBJETIVO CUMPLIDO: MÁS FEALDAD A LA VISTA

 

Por alguno de esos extraños procesos mentales o sociales que surgen y se desarrollan en el seno de las sociedades humanas, la conquense hizo cuestión de honor, hace unos meses, en el derribo del muro pintado con las banderas de las Comunidades Autónomas, que bordeaba la estación del ferrocarril, en paralelo al Paseo de San Antonio. En vez de lanzarse a la calle a protestar y reivindicar por la forma absolutamente falaz en que las instituciones controladas por el PSOE, o sea todas las que había (y sigue habiendo después de las elecciones) decidieron suprimir la línea férrea que pasa por Cuenca, en vez de hacer eso, digo, que hubiera sido una reacción digna, realmente meritoria, las iras colectivas se centraron en el inocente muro, culpado nada menos que de dividir la ciudad creando dos universos paralelos e incomunicados, con lo que el objetivo, con toda la carga demagógica que se puso en vigor, fue derribarlo cuanto antes, idea que fue asumida alegremente y ejecutada con la misma eficacia que ya quisiéramos ver aplicada a otras cuestiones que se prolongan durante años y años (la musealización de Mangana, por ejemplo). El resultado está a la vista: ya no hay barrera que defienda a nuestras miradas de la cochambrosa imagen que hoy ofrece la que fue estación del ferrocarril. Y como el Tribunal Supremo ha dicho lo que ha dicho, tenemos materia para años. Pero eso no importa ante la que imagino satisfacción generalizada de mis queridos conciudadanos: había que derribar el muro cuanto antes y eso ya está. Que el resultado es un infame espectáculo que contribuye aún más a empobrecer la imagen del entorno, eso parece que no importa mucho.

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