miércoles, 10 de mayo de 2023

LO OCULTO SIEMPRE PUEDE REAPARECER

 


No es algo frecuente, pero sí ocurre de vez en cuando, en todos los órdenes de la vida. Uno cree que algo ocurrido hace años, o siglos, ya está definitivamente perdido u olvidado y, sin embargo, cuando menos lo espera, reaparece, cobra sentido y realidad. Hemos conocido docenas de casos, desde rincones que permanecían ocultos por la maleza hasta cuadros de artistas famosos que habían sido repintados. En nuestra ciudad hay algunos hechos relativamente recientes, como el arco gótico que estaba oculto en una casa de la calle de San Juan o el otro arco igualmente gótico, junto a la portada de la iglesia de El Salvador. A esos detalles se une ahora este otro, el último, por ahora: los sillares de piedra que formaban el esquinazo del edificio de la Junta de Cofradías, en la confluencia de la calle del Peso con la de Solera. Unas obras rutinarias para arreglar las paredes los ha puesto al descubierto y, como es natural, los responsables de conservar el Patrimonio han dictaminado de inmediato que esas piedras venerables deben quedan al descubierto. Bien está. Es sólo un pequeño detalle ornamental, pero se agradece. Creo yo.

 

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