Me gustaría recordar en qué momento alguien (y por qué) decidió tapiar la puerta del Museo de Cuenca que da a la Plaza de Ronda. Tengo la vaga impresión de que eso ocurrió con ocasión de una corrida de vaquillas, pero como no estoy nada seguro, no lo puedo afirmar. Lo que sí está claro es que esa puerta tapida lleva así muchos años. En algún momento pensé que cuando terminaran las obras que se estuvieron haciendo durante largos meses para llevar la instalación de saneamiento a las Casas Colgadas retirarían esa plancha que oculta la puerta pero como no ha ocurrido, lo digo aquí y ahora, por si estas palabras, incluida la foto, sirven para algo. Esta es una de las cosas que suceden con cierta frecuencia, o sea, que se olvidan y probablemente los actuales responsables del Museo se han acostumbrado a verla siempre así y no caen en la cuenta de que esa puerta estaría mucho mejor a la vista de todo el mundo y no escondida. Vamos, al menos eso es lo que pienso yo.
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