jueves, 15 de abril de 2021

LO PEOR ES EL DESCONCIERTO

 


            Nos ha tocado vivir tiempos desconcertantes porque resulta muy difícil comprender la indecisión de los gobiernos, más aún, sus volubles cambios de criterios a la hora de implantar, reducir o anular medidas en buena parte incomprensibles. Para gestionar una crisis como la actual harían falta personas con ideas claras y carácter decidido, y no existen, no se las ve y, lo que es peor, no se las espera, porque el panorama que ofrece el espectro político resulta descorazonador, a todos los niveles. Digo esto, en un tono evidentemente pesimista, tras la última decisión del gobierno regional que vuelve a castigar a la provincia de Cuenca con el retorno de las restricciones que había eliminado quince días antes con el fin de favorecer la circulación de viajeros durante la Semana Santa, a sabiendas de que eso produciría males sin cuento y difusión de la pandemia, lo mismo que había sucedido en Navidad. Nunca sabemos si hay que entrar o salir, con terrazas o dentro, funcionando los teatros o con el telón abajo, con mascarilla o sin ella. Lo difícil es mantener un criterio, tener las ideas claras, ser firmes en las decisiones (aunque algunos sectores, con la hostelería en cabeza, griten y presionen) pero si algo caracteriza a todos los gobernantes actuales es la cobardía, la incapacidad de resistir ante la presión mediática, el no estar seguros de qué hay que hacer en cada momento y cada circunstancia. Esto, a nivel local. Si lo ampliamos al ridículo tira y aflora que generan las dudas sobre esta vacuna o la otra la cosa llega ya a niveles de esperpento. Una pena. Por ahora, han devuelto a Cuenca al nivel 3, sin razones ni justificaciones y sin que nadie sea capaz de explicar si la mayoría de las medidas tiene alguna utilidad o son simplemente sandeces que se le ocurren a un funcionario desocupado que lo mismo hace crucigramas o subraya esta restricción o la otra, al buen tuntún.

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