sábado, 13 de febrero de 2021

LA CULTURA ES PELIGROSA




Como algunos temían, el gobierno regional ha vuelto a hacer lo fácil y cómodo: seguir manteniendo la cultura cerrada a cal y canto. Los bares y restaurantes, no, esos pueden ya reabrir, con algunas limitaciones, pero abren y en seguida se han lanzado casi todos a disfrutar del regalo. Nadie, desde ese gobierno, ni tampoco sus acólitos del partido gobernante, quieren responder a la gran pregunta: ¿por qué es dañino o peligroso para la salud estar sentado en la butaca de un cine o un teatro, con la mascarilla puesta, separado a considerable distancia del espectador más próximo y no lo es estar igualmente sentado en una mesa con otras tres personas al lado, todos cuatro sin mascarilla. Como es inexplicable, nadie puede salir a la palestra a explicarlo. De manera que en Madrid, Valencia e incluso en Soria, las gentes de esas ciudades pueden ir al cine o al teatro, y en Cuenca no. Con esa actitud retrógrada, el gobierno regional demuestra una vez más lo que todos sabemos y algunos nos atrevemos a decir de vez en cuando: alergia, aversión, a todo lo que significa cultura o sea, pensamiento. Más vale que la gente no vaya a sitios tan peligrosos en los que pueden atreverse a pensar y tener ideas propias. Hay que tener también en cuenta otras consideraciones que a mí se me ocurren. De un lado, el pánico que sienten ante las actitudes beligerantes de los hosteleros, que levantan la voz, se manifiestan en las calles, rompen platos, exhiben pancartas. El gobierno de Fuensalida les teme y, por tanto, agacha la cabeza y cede a la presión. En cambio, en el sector de la cultura nadie levanta la voz. Todos achantados por si acaso murmuran un poco y se quedan sin las subvenciones oficiales. Siempre ha sido así, no hay nada nuevo bajo el sol.

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