viernes, 16 de octubre de 2020

EL PRIMER PERIÓDICO DE CUENCA

 



El primer periódico conocido como editado en Cuenca es La Voz de Cuenca, pero si le aplicamos principios ortodoxos en cuanto al carácter, los contenidos, la presentación, la periodicidad y otros similares, surgirían muchas dudas sobre que a esta publicación se le pudiera aplicar seriamente la condición de “periódico”.

    Apareció durante la Guerra de la Independencia y este dato explica por sí sólo cual era la pretensión de este papel impreso: ser un elemento de propaganda de lo que estaban haciendo las tropas nacionales, con un sentido primero de intercomunicación entre los diversos grupos que actuaban contra el invasor francés y, por otro lado, ayudar a difundir entre el pueblo las circunstancias de lo que estaba sucediendo, procurando así movilizar el ánimo patriótico, no siempre bien dispuesto, como sucede en guerras que son largas y lleva daños y miserias a la población civil

    Se conserva un solitario ejemplar, el del 8 de agosto de 1811, en la Hemeroteca Municipal de Madrid. En el frontis figura el dato de número 12, y consta de 8 páginas numeradas desde la 89 a la 96, lo que significa que se iba paginando correlativamente, a partir del primer número. No hay más datos o noticias de cuánto tiempo se prolongó esta pionera y militante publicación.

   Este ejemplar se imprimió en la villa de Iniesta a cargo de la denominada Imprenta volante de la provincia de Cuenca, denominación que nos permite adivinar, sin ningún esfuerzo, que no se trataba de una instalación fija sino de un elemento móvil, que debía ir acompañando al grueso de las fuerzas, adscrita al cuartel general, de manera que efectuaba su labor en el sitio en que el ejército estuviera acampado.

    La iniciativa correspondió al comandante político y militar de la provincia, Luis Alejandro Procopio de Betancourt y Dupire (1769-1827) que para llevar a cabo su propósito trajo de Valencia, junto con la maquinaria, dos impresores, un regente y un redactor, Antonio Marqués y como la edición necesitaba financiarse, dirigió circulares a los párrocos y a los ayuntamientos de todos los pueblos de la provincia, recomendando la suscripción al recién nacido periódico; pero más aún, también pidió, por estas vías, colaboración, para que “estimulando a los hombres de talento y de instrucción de sus pueblos, trabajasen los discursos y memorias que tuviesen por conveniente sobre los puntos que les indicó en el plan formado, para ver si era posible que la provincia de Cuenca adquiriera todo el lustre que merecía”.

    Como se ve, más allá de la utilidad inmediata como órgano de propaganda durante la guerra, también se esperaba que el modesto periódico pudiera llevar a ser un vehículo informativo, pero como no hay ningún otro ejemplar disponible, no sabemos hasta dónde pudo llegar.

 

 

 

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