viernes, 11 de septiembre de 2020

RAFAEL PÉREZ-MADERO


La vida de Rafael Pérez-Madero ha discurrido entre 1946 y 2020, hasta este 10 de septiembre en que ha ocurrido lo inevitable, lo esperado, incluso, aunque estas cosas por más que se anuncien y se teman quedan envueltas siempre por la esperanza de que no lleguen a ocurrir.

De inmediato, en variadas fuentes se airea la participación de Rafael Pérez-Madero en el rodaje de un documental sobre la Semana Santa que él dirigió, pero el énfasis en tal tema, siempre recurrente en Cuenca, oculta otros factores más importantes y sobre todos ellos, uno: él ha sido, durante todos estos años, como el albacea de Fernando Zóbel para las cosas de Cuenca. Desde que en 1977 entró al lado del gran artista, siempre recordado con afecto, Rafa se hizo cargo de una serie de aspectos íntimamente relacionados con el trabajo de Zóbel y a la muerte de éste, en 1984, se convirtió en el mejor valedor de su legado, publicando monografías, comisariando exposiciones, manteniendo viva su memoria en cuestiones tan domésticas como el concurso de pintura que cada año organiza el Instituto Fernando Zóbel y que Rafa ha cuidado siempre con delicado mimo.

Desaparece la persona que siempre ha estado atenta a cualquier mínimo detalle que tuviera relación con Fernando Zóbel, sobre todo en Cuenca. Es una herencia que ahora pasa a todos los demás, nosotros, el colectivo de ciudadanos.

En el cajón de los recuerdos he encontrado esta foto del rodaje del documental sobre Semana Santa. Ahí está el cámara Antonio Cuevas y a su lado Rafa, observando el encuadre de la procesión que sube, en la curva de San Felipe. La foto es de Carlos Albendea.


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