La verdad por delante, como mandan las buenas costumbres del periodismo (lo que no quiere decir que se cumplan en estos tiempos, ni mucho menos): yo estaba convencido de que el restaurante Los Arcos volvería a abrir sus puertas, en otras manos, en poco tiempo. De hecho, fue una auténtica sorpresa su cierre, en pleno verano de 2024, cuando la ciudad se pone hasta los tejados de turistas que en el casco antiguo buscan desesperadamente dónde poder comer, cosa generalmente difícil porque son pocos los espacios disponibles para llevar a cabo tan necesaria función. Y así ocurrió, que cuando más falta hacía, el veterano local cerró sus puertas, una vez que la dueña, Maruja, se cansó de un trabajo sin expectativas porque su única nieta, según me dicen, se había mostrado contraria a ocuparse de tal actividad. Los Arcos fue, si no me falla la memoria, el primer restaurante digno de tal nombre que empezó a ofrecer comidas en los años primeros del boom turístico y en poco tiempo alcanzó un serio prestigio, de mano de su dueño, el gallego Mariano de Marco, ya fallecido. Luego vinieron otros y el veterano restaurante empezó a dar una de cal y varias de arena, como se recogen en los comentarios de Trip Advisor y otros canales similares, en los que junto a palabras de satisfacción hay otras de contenido demoledor. En un ambiente de progresiva decadencia, con un personal inestable, superado por otros locales que fueron abriendo posteriormente, Los Arcos sobrevivía sobre todo a través de su generosa terraza, hasta que de pronto sucedió lo que vengo comentando y cerró, yo creía que por poco tiempo, porque la pujanza del turismo en Cuenca hace necesario disponer de locales de este tipo, pero ya vemos que no. Van pasando los meses, nos situamos en vísperas de Semana Santa y en seguida llegará el verano y desde luego se nota que hay un importante déficit de mesas disponibles para atender tanta demanda. Curioso, muy curioso, pero así son las cosas. Por lo pronto, Los Arcos sigue cerrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario