Es muy difícil comprender por qué los políticos en general dicen las cosas que dicen, ocultan lo que les conviene callar y tergiversan las cosas según les conviene. Por eso uno se tiene que sorprender cuando lee y escucha al concejal del Ayuntamiento de Cuenca, Héctor Serrano, decir públicamente en el pleno municipal que el desalojo del edificio de la calle Obispo Valero número 8, que se pretende llevar a cabo después de no se cuántos años deshojando la margarita, se va a hacer porque hay riesgo de ruina inminente y derrumbe y no porque sea necesario ese espacio para ampliar el Museo de Cuenca. El concejal Héctor Serrano y quienes han permanecido callado al oírle decir tal cosa no deben tener ni idea de que la tal ampliación lleva esperando cuarenta años y se ha podido hacer hasta ahora precisamente por la incapacidad del Ayuntamiento para desalojar el edificio en cuestión y ponerlo a disposición del ministerio.
Aunque la hemerografía sobre este asunto es inmensa,
voy a citar solo, porque aún está relativamente reciente, el 15 de septiembre
de 2020, día en que el alcalde, Darío Dolz, que sigue siendo el mismo que actualmente
ocupa el cargo, hacía unas declaraciones para informar a todo el mundo que estaba
a la espera de un encuentro con José Manuel Rodríguez Uribes,
ministro de Cultura entonces (ya no se cuántos más han pasado después de él),
para poder culminar la ampliación del Museo de Cuenca, uno de los proyectos
eternos que no terminan de concretarse lustro tras lustro. El alcalde amplió la
información para señalar que el Consorcio de la Ciudad de Cuenca tiene
bloqueados cuatro millones de euros para la ampliación del Museo pero todo ello
está pendiente de que se pueda disponer de los inmuebles aledaños además de
concretar la inversión que sería necesaria para la dotación del Museo ampliado.
“Estoy a la espera de esa entrevista y reunión con el ministro de Cultura para
tratar este y otros temas”, terminó por señalar Darío Dolz. Convendría que los
concejales, unos y otros, todos, se enteraran bien de por dónde van las cosas
municipales.
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