jueves, 2 de mayo de 2024

LAS MARAVILLOSAS BARRERAS DE ADORNO

 


2 de mayo, día de fiesta en Madrid. Como es natural y sucede ya siempre, fines de semana, puentes festivos o celebraciones lúdicas de nuestros vecinos madrileños y valencianos, estos días se espera que caigan a cientos (o quizá miles) en la siempre desprotegida ciudad de Cuenca, que ante la marabunta de turistas y sobre todo de tráfico asiste impotente a un espectáculo que, por visto y conocido, ya no sorprende. Para combatir lo que se espera, el prudente Ayuntamiento de Cuenca hace siempre lo mismo: coloca unas inocentes e inoperantes barreras en el puente de la Trinidad, donde comienza el acceso al casco antiguo y en la explanada de San Felipe, en ambos casos con la intención de impedir a los viajeros que sigan circulando por esas calles. Como es lógico y natural, a nadie le importa un pito la barrera simbólica y solo algún despistado se cree que la norma va en serio, cosa que apenas si le dura un par de minutos, el tiempo necesario para comprobar que la barrera en cuestión sobre cumple una función decorativa, sin virtualidad alguna. Supongo que a los responsables municipales del asunto del tráfico la singular costumbre, que se repite una y otra vez, les parece una medida adecuada y razonable. Hemos hecho lo que se debe hacer, piensan, seguramente y con esa tranquilidad de ánimo se van a descansar, dejando tras de sí la tormenta perfecta, la misma siempre: atascos, barullo, el autobús no puede circular, no hay plaza en los reducidos aparcamientos del casco, la gente se cabrea, los turistas salen de la ciudad maldiciendo su mala suerte. Pero aquí no pasa nada. Las barreras están puestas. Si la gente no las respeta, es culpa suya. No pretenderán que haya un guardia municipal pendiente de que el mecanismo funcione. Hasta ahí podíamos llegar. Esto es Cuenca, la única.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario